Un padre posible

May 19, 2019 La Quinta Pata Cine Comentarios desactivados en Un padre posible

Por Mariana Palazzi

Mi comentario de esta semana es para recomendarles la hermosa película del director neozelandés Taika Waititi, “Boy” de 2010. Es una película indie (o independiente) que viene a continuar la serie de películas sobre la paternidad que me he propuesto rescatar para salir del lugar común del encasillamiento del “deber ser” hacia lo posible. La película anterior fue Eraserhead (Lynch, 1977) donde la intención fue a través de esa obra adentrarlos en otra manera de asumir la función paterna, esta vez con esta peli, me gustaría mostrar el otro lado, como un niño se posiciona hijo.

Waititi es un director/ guionista/actor que se inició en la televisión en 1999; con su pareja realizaba programas cómicos para la televisión abierta de su país, sus tres primeros films son de bajo presupuesto pero a su vez bien recibidos por la mayoría del público, el tercero de esta lista es “Boy” que lo dio a conocer por fuera de su país natal. En este film Taika cumplió el rol de guionista, productor y actor principal. Su marca personal es su particular sentido del humor que plasma en sus realizaciones siendo una característica de los grandes realizadores, decir con humor cuestiones profundas. Como dato de color este autor ha dirigido un film de Marvel: Thor: Ragnarok; y es también protagonista de un personaje de la saga en donde su sello humorístico y profesional no han sufrido ningún embate.

La acción trascurre en una costa donde se presenta la cotidianeidad de una familia maorí conformada por una abuela que cría cinco niñes, siendo dos de ellos los protagonistas principales. Boy el hermano mayor y Rocky el menor, que cree poseer poderes paranormales porque su madre murió al nacer él y su forma de elaborar la culpa es diferenciarse en su supuesta paranormalidad (la cual lo excede); su padre el cual los niñes fantaseaban como aventurado en distintas travesías, idealizado como icono a la altura de Michel Jackson que es su ídolo; en realidad estaba preso, en un momento sale y con dos hombres más ha formado una pandilla con la que se presenta en su antiguo hogar justo en el momento en que la abuela ha viajado debido al fallecimiento de un familiar. Este tiempo les servirá a los tres para acomodar/se respecto de sus roles.

Para articular con esta modalidad de padre, lo que desarrolle en el comentario anterior pretendo ampliarlo profundizando sobre la teoría. Lacan propone una forma de conceptualizar al sujeto en tres registros, real, simbólico e imaginario; y a su vez simbólico (como estructura del lenguaje) se subdivide en real, simbólico e imaginario nuevamente.

Lo simbólico será lo referido al lenguaje, lo imaginario a las imágenes (percibidas y por percibir); ambos registros trabajan articuladamente dentro del campo de la representación y el registro real es lo que no puede ser representado por palabras o por imágenes. En relación a la estructura del lenguaje esta subdivisión se complejiza: lo imaginario de lo simbólico es el sentido de la significación (que se daría por pares opuestos blanco/negro) y sus relaciones no son fijas entre significante y significado, lo simbólico de lo simbólico es el lugar del código, de la dimensión lingüística; y lo arduo de explicar es lo real de lo simbólico, porque es aquello que existe como por ejemplo la letra pero no tiene un sentido que podamos definir, esta fuera del sentido lógico de un discurso. El orden simbólico es el determinante de la subjetividad y el reino imaginario de las imágenes y apariencias es solo un efecto de lo simbólico (Evans).

Bien dicho lo anterior, extraigo algunas cuestiones perceptibles en Boy. De la relación con su padre me pareció interesante como muestra el proceso que atraviesa el niño al principio cuando realiza el relato a sus compañeros discursivamente respecto de su padre al que pinta como fantástico al punto tal de que son poco creíbles tantas hazañas en un solo hombre, luego de que el padre de la realidad regresa y a medida que se desarrolla la trama va derribando todos los ideales (todo lo imaginario) para empezar a percibir a su padre como realmente es para él; incluso cuando no cree en sus propias percepciones lo imita. Entonces Boy se confronta con eso que él mismo imagino hay una reorganización de ese mundo simbólico: el sentido ilusorio que completaba con lo que él imaginaba de su padre contrasto con lo que su padre es en la realidad, asimismo de lo que debería ser un padre respecto de lo social.

La película nos muestra hermosamente como Boy asume a ese padre y no al revés, el padre en las conversaciones con su propia madre (abuela de Boy) da cuenta de su dificultad para asumir tanto su paternidad como sus propias circunstancias. Situación que, con ribetes buñuelescos, Lynch nos muestra en Eraserhead, esa asunción de paternidad no es garantía de un vínculo amoroso ni mucho menos, puede incluso desorganizar la estructura de un sujeto por eso es en un tiempo (http://la5tapata.net/el-placer-de-repetir/).

Otro punto muy bien logrado es que Rocky (el hermano menor) hace un poco el mismo movimiento de asunción hacia ese padre pero con otra modalidad, ya que él seguía conectado simbólicamente con su madre (le habla en voz alta) por ende integra de otra forma a su padre vivenciando situaciones similares.

La película va mostrando el proceso de un hijo entramado en las vivencias del padre, descubriendo a ese hijo/hombre/padre de la realidad en la cual es; y la diferencia con aquel que imagino/anhelo mientras elabora que puede su padre para él (imperdible escena donde hablan de lo que paso con el dinero). En cambio su hermano Rocky va procesando discursivamente o sea poniendo en palabras, otra cuestión muy lograda ya que en sí el personaje tiene pocas líneas, como incluye a ese padre en su vida.

Es una linda peli que por momentos puede parecer muy cruda pero concilia o reconcilia con las propias fantasías y mejor aún con la propia realidad.