Última Actualización abril 6th, 2021 7:56 PM
Nov 15, 2020 Marcelo Padilla Recomendada Comentarios desactivados en Seba Moro: elogio del resentimiento
Ha pasado un año meteórico en el desgano de “estar o durar” para seguir viviendo. El Seba ya se desliza en la suavidad de las nubes donde los cóndores se pierden en la niebla sobre los picos Achachilas que reinan el silencio en la eternidad que se gasta. Rendición ante el exabrupto de la geografía andina, la que molesta al ciudadano pulcro de conductas y hábitos, moralidades propias que llegan de las grandes ciudades. En el hedor de la américa profunda: último refugio de la ancestralidad. Su nombre es Bolivia, tan solo Bolivia. Sebabolivia. Que suena a pedacito de suelo sin mar, acolchonado por la lejanía en lo alto pero también eco de los pozos cavados para buscar el oro y la plata. La sal y los minerales, los lagos y sus barcazas trash que glissan el Titicaca auscultando la primera boca del amazonas que como anaconda estira hacia Manaos, en la denominada “ruta del caucho” donde las bestias colonizadoras no descansaron hasta el extermino del nativo luego de explotarle manos y piernas, brazos y ojos. Una pira de restos y huesos de indios e indias que las lenguas de fuego alumbran. No son catástrofes naturales ni cuenta ya el diagnóstico médico adulterado para designar a la muerte. Es que la muerte tal vez sea otra cosa para la gente del altiplano. Morir en la inmensidad de la cotidiana muerte. Gastando el infinito que asume lo monstruoso para conjurarlo con carnavales y fanfarrias. Una entrega más nos tenía guardada la maldición de la historia. Una cosa es la muerte concebida como condición de existencia en una hostil geografía, donde el sol quema en el día y el viento frío arrastra el paso lento que permite la oxigenación por las tardes, cuando el sol se desvanece por cansancio. Lento, suave, mecido por el empuje. Un accidente o un malestar de viejos y viejas que duran mil años en cada rostro terso que aindia. Es que el Seba no se muere en Bolivia por factores naturales. Al Seba lo mata el golpe de estado en el país que eligió para vivir como resultado de su acción y pensamiento.
La pregunta está siendo: ¿Por qué el Seba Moro a Bolivia, por qué la elije? ¿Qué decir de la muerte y de la vida sin dejar a una sin la otra? ¿Qué pensar, qué escribir, qué callar y en qué silencio apertrecharse para morir un poco mientras se escribe? Me detengo acá, en este paramo de párrafo, en este minuto de escritura devenida, mirando por la ventana nubes parecidas en el fin del mundo de la misma franja cordillerana en el sur. Y leo algunos párrafos de puño y letra del propio Seba en una nota escrita para La Quinta Pata poco más de un año antes de su asesinato. (“Pato trabaja en una carnicería” o el resentimiento. 27 de Mayo de 2018. Sebastián Moro)
“Pese a garabatear sobre el tema ahora por primera vez, los años de hambre en este oficio y, fundamentalmente, los sinsabores de la militancia terminaron por encarnar esa esencia resentida en mí. Al fin y al cabo, este exilio, con todas sus determinantes políticas y económicas que tiene, no deja de ser voluntario, partiendo por “un empezar de cero” imposible e impulsado por “un mandar todo a la mierda” -o casi todo- bastante posible. Porque lo elegí, lo soñé y lo deseo, y lo sostendré con la misma tenacidad que acompañé durante años a los juicios de lesa humanidad”
Léase: “los sinsabores de la militancia terminaron por encarnar esa esencia resentida en mí”
Y continúa:
“Pero no puedo olvidarme ni dejar de señalar que el destino que forjamos, con más errores que aciertos, con más dolores que comodidades, ha sido condicionado en el marco de una estrepitosa derrota colectiva, con muchos, muchísimos responsables políticos y pretendidos compañeros levanta-banderas que no hicieron otra cosa que aferrarse al mástil y chorearse el pedestal, mientras que miles quedábamos a la intemperie en una tormenta atroz que recién empieza”.
Léase: “…derrota colectiva, con muchos, muchísimos responsables políticos y pretendidos compañeros levanta-banderas…mientras que miles quedábamos a la intemperie…”
El resentimiento presente, re-sentimiento. Elogio a un sentir que re-siente lo vivido. Basta ya de las banderitas y de los mástiles choreados. El Seba se va por cansancio, hartazgo, ¿traicionado? El coraje de la verdad sin nada a cambio. Más que la muerte encontrada como la cita en Samarra. Expulsado por envión resentido. Negando para encontrar la afirmación en un suelo. Situado. Actuar y escribir desde el subsuelo ancestral de lo tenebroso que asusta al intelectual sin más rumbo que la biblioteca de fondo en un zoom de prestigio para cofradías endogámicas. El Seba sostiene la causa y vomita los ninguneos de la política local mendocina, de las orgas sin liturgia, de las prácticas de compañeros y compañeras que, como a muchxs, dejaron a la intemperie. Escribiendo en sus costas, en la periferia de los poderes mezquinos y celosos. Sentado solo en un bar leyendo.
Y sigue:
“Lo que gelmaneanamente “hoy nos pasa”, tiene sus cómplices en nuestras filas, ellos no son “El Enemigo” pero se le parecen mucho. El monstruo que aceleradamente nos devora fuerzas y alegría ha sido generado en buena medida por nosotrxs. Y esto trasladado al plano nacional. ¿O vamos a seguir temblequeando por lo cuco que es el cuco sin siquiera abrir la boca ante tanto sapo tragado?”
Léase: “lo que gelmaneanamente hoy nos pasa, tiene sus cómplices en nuestras filas…”
El seba se fue a Bolivia sin que nadie lo notara, más allá de sus allegados, “en la estampida” como él dice. Y cierro con una última cita del propio Seba en su elogio al resentimiento.
“No, no puedo olvidarme siquiera en el destierro elegido y con toda la voluntad de abrirme a este multi-universo que casi a ciegas voy descubriendo, de que nuestros granitos de arena fueron y siguen siendo dilapidados por la maquinaria de hacer humo, sólo humo, ni botellas ni espejitos de colores. Son los que precarizaron y los que miraron para otro lado cuando empezaron las estampidas de espacios, proyectos y puestos de trabajo, hace bastante más de dos años ya. Lo que se dice un aprendizaje bien universitario… Y los que se quedaron con las medallitas. Y los que antes de eso, con la sola prepotencia de sus largas batallas, nos tuvieron asquito porque éramos apenas pibxs kirchneristas -de los “sin cargo”, claro-, y recelo porque le encontrábamos el pelo al huevo y nos poníamos a su par en la lucha, aportando nuevas fórmulas y ofreciéndonos. Son los mismos que después, cuando todo empezó a irse al carajo, “redescubrieron” el pelo en el huevo, se olvidaron de tantxs que estuvimos y se enchaparon con otras juventudes, “no tan politizadas”, obvio gordi, porque con la troskeada, o con banderitas con contradicciones supuestamente menores, siempre se han sentido más cómodos”.
Léase: “Son los que precarizaron y los que miraron para otro lado cuando empezaron las estampidas de espacios, proyectos y puestos de trabajo, hace bastante más de dos años ya. Lo que se dice un aprendizaje bien universitario… Y los que se quedaron con las medallitas”.
Fue el golpe, pero también los que lo dejaron a la intemperie.
Hasta la victoria siempre compañero.
Abr 06, 2021 Comentarios desactivados en Aisholpan de Mongolia y las reinas vendimiales de Mendoza
Mar 26, 2021 Comentarios desactivados en El Cuadro 33 será convertido en un sitio de memoria histórica
Abr 06, 2021 Comentarios desactivados en Aisholpan de Mongolia y las reinas vendimiales de Mendoza
Mar 26, 2021 Comentarios desactivados en El Cuadro 33 será convertido en un sitio de memoria histórica
Dic 20, 2020 Comentarios desactivados en La Conquista romana de Macedonia y Grecia
¡Compartí esta nota! Acerca de Últimas entradas Seguíme Marcelo Padilla Seguíme Últimas entradas de Marcelo Padilla (ver todo) Metafísica - noviembre 29, 2020 Seba Moro: elogio del resentimiento - noviembre 15, 2020 Hoy es mi hija mañana es la tuya - noviembre 22, 2019 Por Luciano Andrés...Dic 20, 2020 Comentarios desactivados en Existe coincidencia en la gravedad del momento y cada quién busca agua para su molino
¡Compartí esta nota! Acerca de Últimas entradas Seguíme Marcelo Padilla Seguíme Últimas entradas de Marcelo Padilla (ver todo) Metafísica - noviembre 29, 2020 Seba Moro: elogio del resentimiento - noviembre 15, 2020 Hoy es mi hija mañana es la tuya - noviembre 22, 2019 Por Julio Gambina...Tel Aviv