Falta tu palabra

Nov 08, 2020 La Quinta Pata Rincones Comentarios desactivados en Falta tu palabra

Por Eugenio Paris
Foto: Sara Guitierrez

Y un día te fuiste. Así casi en silencio, igual a como llegabas a las reuniones o las citas para hacer alguna tarea, callado caminando despacio, con el infaltable “pucho “… y el sombrero negro que tanto te identificó. Ese viernes, faltaste y al esperar sentí algo raro, distinto. Nunca dejaste de ir a alguna reunión y a pesar de como dije caminabas despacio no llegabas tarde. Para no preocupar me por teléfono expresaste: “es descompostura nomas”.

Una gran enseñanza tuya: el respeto y la puntualidad al hacer, a los compañeros. ¡Con que dignidad y compromiso asumías las actividades! Así fuera en la legislatura recibiendo algún reconocimiento, dando testimonio en los juicios, en algún reportaje, en la universidad o en la plaza o simplemente en nuestras reuniones.

Te conocí cuando volví de la larga cana, en las andanzas buscando algún lugar donde nos escucharan, donde sentirse contenido después de tanta angustia y allí estabas con los brazos abiertos y esa cálida y pícara sonrisa del que sabe, del que ha vivido y tiene el cuero curtido por la experiencia, pero con el alma pura para entregarla a los compañeros, para volver a mostrar que es posible. Que, junto a los Organismos, con la querida y entrañable “Liga“, a la que no fundaste, pero de la cual sos el mejor exponente, se podía. Que es posible encontrar un nuevo comienzo, un camino que se fue construyendo de memoria, verdad y justicia, del cual no me cabe ninguna duda, seguís siendo guía.

Volabas tan alto que era muy difícil seguirte. La calle Larga, el club Sayanca y los bares de la Media Luna no son iguales, tu presencia, creo le daba sentido. Algo te distinguió no te fuiste del barrio, era tu alma, tu ser y así lo decías a quien quisiera escucharte.

Alguna vez dijiste que no le temías a tu muerte, que solo es un INSTANTE que viene y que mientras tanto hay que seguir disfrutando siendo un hedonista, con la bohemia de la noche y el vino compartido.

Y ese instante para nosotros se transformó en ausencia. Ya no te escucho cuando me llamabas y decías “muchacho loco”, que tenemos que hacer hoy, nos vemos con el manco en la plaza, lugar tan ligado a tu corazón. Ya no nos juntamos con el grupo Anzorena, que compartíamos con otro grande como El Cesar, a tomar vino y comer papas fritas. Ya no se te escucha en alguna radio dando cátedras de historia y militancia y de Vida.

FALTA TU PALABRA

Seguirán reproduciendo en algún reportaje que fuiste periodista, que estuviste con el Ciro Bustos cerca del Che, que no quisiste laburar de bancario porque tenías que levantarte temprano y entonces te faltaba la noche, que la dictadura te persiguió, que, como dicen en el barrio: diste cátedra en tu testimonio en los juicios.

Sos otro de los “imprescindibles”, de los necesarios, de aquellos que dejan vacíos muy difíciles de llenar. Pero con tus ganas, con tu garra se hacen ciertas esas hermosas palabras de otro grande: la revolución es un sueño eterno.