La provocación y la revancha neoliberal

Nov 25, 2015 Marcelo Padilla La Pata Semanal Comentarios desactivados en La provocación y la revancha neoliberal

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Las señales que llegan a una semana de haber resultado electo el procesado presidente de todos los empresarios concentrados argentinos son, hasta ahora, peligrosas. El ingegnere, por ahora, es también el presidente de la esperanza de mucha clase media rabiosa y odiosa a la que le pudo penetrar el discurso espontáneo del racismo de todo proceso próspero, para fundamentar y justificar su voto contra los beneficios del mismo y meterlo en la urna para Macri. Lo dicen sin pruritos xenófobos: “basta de mantener a los vagos con planes sociales que se la pasan chupando cerveza, tiene 7 hijos y no laburan mientras uno se rompe el lomo”. Ese discurso no es una sentencia coyuntural que emergió en la campaña, viene de antes, alimentada por los mercenarios mediáticos que en su mayoría se alinearon a esta nueva ola (bastante insípida por cierto) de hacer de los actos políticos un pelotero lleno de globos apelando a una insostenible alegría montada para la mayoría de los argentinos. La alegría, hasta hoy, la tienen unos pocos, sobre todo los grupos económicos que se favorecerán con este modelo que ya dio señales por dónde va a ir rumbeando.

En primer lugar, un claro enroque de la economía por sobre la política. El gabinete del procesado presidente electo es una paleta de caras y caretas de financistas, ceos, gerentes de empresas, asesores de multinacionales, la mayoría de ellos probos en llevar a la argentina al desastre en los años de la Alianza con recetas de los entes financieros internacionales. Buenos alumnos, los mejores de la debacle que ganan en dólares y son presentados como los alumnos a imitar. Un gabinete de empresaurios o consultores de empresaurios especuladores que vienen a ocupar explícitamente el poder político sin máscaras. La máscara, en todo caso, fue el propio Macri en campaña, con esos discursos vacíos aparentemente desideologizados, interpelando cínicamente a la unión de todos los argentinos.

No dejaron pasar mucho tiempo para mostrar las cartas. Sus aliados mediáticos de siempre empezaron a marcar la cancha y a meter discusiones medievales: la editorial del diario oligárquico La Nación poniendo en tela de juicio las conquistas en materia de memoria, verdad y justicia, las pintadas en la Mansión Seré, el anuncio de cambiarle el nombre al Centro Cultural Néstor Kirchner, los dichos del inefable Dr. Abel Albino (Presidente de la Fundación Conin) poniendo a los homosexuales del lado de la enfermedad y a la masturbación perturbadora de la unión del matrimonio; en fin, la demonización de una época de grandes logros y derechos populares conquistados en casi 13 años que dieron vuelta un paradigma que nadie se atrevió desde el 83 a cuestionar del todo.

La eliminación de lo hecho, por el momento, en la semántica. La fagocitación del otro desde el odio disfrazado. Los voluntarios y promotores del PRO (algo así como los militantes de esa fuerza) festejan con champán y amenazan por privado a nuestros militantes. Nos están mojando la oreja y nos muestran la victoria pírrica en la cara, en clara señal de revanchismo. Si algo se nos puede criticar a los que defendemos todo el periodo 2003-2015 es de cierto fanatismo en algunos casos y vehemencia en la defensa. Y es lógico que ellos lo hayan tomado como una avanzada que les metió miedo en todos estos años. Pero ese miedo no ha sido más que producto de la inclinación de la balanza en favor de los sectores populares a partir de poner en cuestionamiento la redistribución de la riqueza en la argentina, entre otras medidas que los desnudó, y les sacó el fascismo de clase que anidan: avances culturales, sociales y empoderamiento de los sectores bajos que optaron por la política como herramienta para mejorar sus condiciones de vida a través de la lucha social.

La coalición CAMBIEMOS (así les gusta llamarse, coalición) por el momento es una gran farsa porque los lugares clave en la gestión son puros aliens del macrismo. A los radicales los usaron de forros, luego de su servilismo como estructura nacional,  quienes le allanaron el camino en las provincias. Tan es así que ya renunció Ernesto Sanz a través una carta que no se la cree ni él, donde de golpe y raja deja la acción política para “dedicarse a sus afectos”. Qué tierno el tipo. Y los radicales PRO, en pelotas mirándose las caras entre ellos para ver qué pueden mendigar en el nuevo esquema tras la huida desopilante del Zar del acuerdo.

Migajas por ahora para la foto. La sartén por el mango la tiene el poder real concentrado a cara descubierta que pone a sus espadas exitosas en relaciones carnales con los EEUU y organismos multilaterales de crédito. Ya piden la expulsión de Venezuela de la integración lograda en estos años y apoyan a Capriles, se llenan la boca con la palabra democracia y derechos humanos para horadar al gobierno de Maduro. Con estas señales, y algunas otras que están dando minuto a minuto, podemos vaticinar un futuro complicado para la argentina y la región.

Se han montado en el discurso de los paladines de la justicia. Y se amparan, claro está, por vez primera, en legitimidad de las urnas a partir un estrechísimo margen de legitimidad que no llega a 700 mil votos de diferencia. Igual, no caben dudas que vienen por todo, en algunos casos sin vaselina y en otros con ella en los dedos.

Mientras, el pueblo agazapado y tenso. La vida cotidiana sigue y el laburante sale de su casa hacia el trabajo. Hayan votado al FPV o a Cambiemos, el pequeño comerciante, el mediano empresario, el hombre y la mujer de barrio que no les cambió hasta ahora un ápice su vida por el voto, está en una calma tensa. Algunos que votaron a Macri ya se desmarcan y dicen que lo votaron “por cambiar nomás”, pero que “en definitiva son todos iguales”. Por otro lado, a la mitad del país que votó a conciencia por un proyecto, por la defensa de sus derechos, la están provocando con temas sensibles. Ni se les ocurra. Argentina es un país, no una empresa. Y la conciencia política y el empoderamiento hoy existen como para frenar cualquier tipo de retroceso.

No te apures carablanca…

happy wheels

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