Participar: lo que hay detrás de los miedos a perder y a ganar

Ene 20, 2019 La Quinta Pata Latinoamérica Comentarios desactivados en Participar: lo que hay detrás de los miedos a perder y a ganar

El ensimismamiento en lo negativo impide a la oposición boliviana ponderar las posibilidades que, con las inéditas elecciones primarias, se abren para el porvenir de sus propias militancias y dirigencias, que sólo ven trampas donde lo que hay son puentes y nuevos caminos para el diálogo y la construcción política.

Editorial 148 de Prensa Rural

La realización de las elecciones primarias el próximo domingo 27 de enero permitirá al pueblo boliviano ser partícipe de un hecho inédito en toda su historia. Sin embargo, la bondad democratizante de la novedad ha sido disminuida por la oposición, las llamadas plataformas ciudadanas y la mayoría de los medios de comunicación hegemónicos, todos unidos por el mismo afán deslegitimador de siempre: cualquier cosa que provenga de la construcción social que impulsa el proceso de cambio, con más pros que contras, con más beneficios reales que dificultades, debe ser cuestionada, vilipendiada, bloqueada, despreciada y, de ser posible, llevada a fojas cero para que la propuesta, política o programa no prosperen jamás.

No importan argumentos técnicos, ni pronósticos de viabilidad o siquiera la certeza amparada en la realidad de que dichas iniciativas redunden en el mediano plazo en mejoras institucionales, económicas y/o sociales que favorezcan al conjunto de la población independientemente de los sectores en contienda. Para los agoreros del “todo mal” sólo prevalece el oponerse por oponerse.

Claro que no actuarían de la misma manera, ni lo hicieron en épocas pretéritas, si el gobierno fuera de las patronales corporativas y de los intereses estadounidenses en la región, dado que sólo hasta ahí llegan sus remilgos morales, sólo para despotricar y desestabilizar a lo que ha surgido de la voluntad popular y ha transformado a Bolivia en una potencia emergente por primera vez en siglos de avasallamiento y ultraje.

En este marco no resulta llamativo que los partidos políticos de la derecha participen de las primarias pero como si lo hicieran a desgano y forzosamente, casi impostando un interés devaluado por las proyecciones que vaticinan otro triunfo del oficialismo y, tímida y solapadamente, alentando a la desobediencia civil como forma de protesta mientras que atizan a los nuevos custodios regionales del intervencionismo estadounidense a tomar cartas en el asunto.

Realmente es una pena que los auto-proclamados defensores de la democracia y la institucionalidad soslayen la importancia presente y futura que la reforma política y electoral tiene para transparentar y oxigenar tanto la dinámica interna partidaria como el rol social del sufragio. El ensimismamiento en lo negativo les impide ponderar las posibilidades que se abren para el porvenir de sus propias militancias y dirigencias, que sólo ven trampas donde lo que hay son puentes y nuevos caminos para el diálogo y la construcción política.

Tampoco son capaces de mirar un poco en rededor a países hermanos, y hoy con gobiernos aliados suyos como en el caso de Argentina, cuyas experiencias recientes en materia de democratización electoral permitieron que hace varios años se implementaran sistemas similares al de Bolivia en ciernes, celebrando primarias abiertas, simultáneas y obligatorias por primera vez.

Por ejemplo, en Argentina estos cambios se introdujeron durante la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, con resistencias, dificultades y falsas acusaciones de la oposición para las elecciones nacionales de 2011 y, si bien al igual que en Bolivia no hubo internas reales, el sistema se fue puliendo hasta ser incorporado exitosamente al gen ciudadano e incluso sirviendo para catapultar a Mauricio Macri como presidente en 2015. Puede inferirse entonces que ni siquiera la esperanza de una eventual victoria, en tiempo y forma, entusiasma a la oposición boliviana. ¿Pesa más, acaso, el miedo a perder o el miedo a ganar y no saber qué hacer con ese triunfo?

Es una lástima que tanto cálculo y especulación empañen el acto fundamental, más no el único, del ejercicio democrático y de la voluntad popular. Resulta paradójico que quienes cuestionan las reglas de juego y el supuesto autoritarismo del gobierno nieguen, o al menos invisibilicen, el sentido profundo y de largo alcance de estos comicios. Y más lamentable resulta que olviden la vitalidad del voto en un país y en una región en los que esa lucha costó miles de vidas humanas.