Última Actualización octubre 18th, 2022 8:09 AM
Oct 06, 2019 La Quinta Pata Latinoamérica Comentarios desactivados en Bolivia amplía el horizonte democrático y la autodeterminación del pueblo
Bolivia celebra 37 años de democracia ininterrumpida el 10 de octubre, fecha a partir de la cual se acabó la confiscación de la voluntad de las mayorías ya que los pobres dejaron de ver el hecho democrático como triste “disputa de reemplazo entre las estirpes de sus amos”.
Sin duda, la Asamblea Constituyente instalada en Sucre en agosto de 2006 es un momento constitutivo que marca la primera década del siglo XXI de la historia democrática boliviana. Allí, en ese escenario colmado de rostros indígena campesinos, obrero y populares se sentaron las bases del Estado Plurinacional que hoy abre un horizonte inclusivo y que, pese a las deficiencias institucionales heredadas del pasado colonial/republicano, ha ampliado la democracia boliviana.
Aquellas intensas “horas democráticas” que se vivieron en la Asamblea Constituyente y se tradujeron con creces en la redacción de la Constitución Política del Estado (CPE), hoy son para las masas insurrectas parte sustantiva de su memoria, diría el cientista social René Zavaleta Mercado.
Es que aquella magna asamblea del pueblo, en tanto acto democrático supremo, no solo permitió reafirmar la victoria popular del 18 de diciembre de 2005 en las urnas y el liderazgo de Evo Morales, sino que fue la arena en la que -luego de más de dos décadas de democracia controlada- el proyecto oligárquico es derrotado. Esa gesta histórica pudo ser posible gracias a la unidad de un pueblo que ya había dado cabales muestras de su entrega desmedida en el proceso de recuperación de la democracia en 1982.
Se puede señalar que la Asamblea Constituyente es la madre natural del Proceso de Cambio. Este se construye a imagen y semejanza de aquel momento constitutivo que exige, sin embargo, un esfuerzo por ampliar el rumbo constituyente y hacer de éste la fuente de energía de la construcción sostenida del Estado Plurinacional, de hacerlo cada vez más tangible y menos discursivo.
La democracia que hoy vive Bolivia tuvo un alto costo político y social. La patria vivió desde su nacimiento un remedo de democracia que, en los hechos, era el sistema de vida que las élites criollas, europeizadas, habían inventado para hacer del poder su negocio privativo al margen de las mayorías indígenas y obreras, cuya voz y acción callejera son el sustrato de lo democrático.
“Lo que califica como democrático o no a un proyecto… es la opinión o recepción de los proletarios. Esto es una ley en Bolivia: donde no hay consenso obrero, no hay legitimación”, afirma Zavaleta en “Las Masas” en noviembre de 1983. A esa afirmación contundente, a estas alturas se podría sumar que sin la opinión y recepción de los obreros y campesinos, indígenas y originarios no se podría hablar de un proyecto verdaderamente democrático como es hoy la esencia del Estado Plurinacional.
37 años de democracia han reafirmado lo que el mismo Zavaleta llama la “autonomía proletaria” que ha logrado incorporar/liderar una alianza de clases -de la mano de indígenas, campesinos y clases medias- para superar de lejos aquella democracia señorial que se desarrolló en Bolivia y que reprodujo el viejo concepto hegemónico de democracia -en tanto “gobierno del pueblo” – porque quienes se apropiaron de ella, no solamente despreciaron a ese pueblo, sino que además articularon una maquinaria brutal para masacrarlo cuando era necesario.
Ahora en Bolivia no gobierna una sola clase. El Estado Plurinacional significa un nuevo pacto democrático que articula cosmovisiones y prácticas institucionales que se inscriben en las formas de democracia que en su inciso II, artículo 11 reconoce la Constitución Política del Estado:
-Directa y participativa, por medio del referendo, la iniciativa legislativa ciudadana, la revocatoria de mandato, la asamblea, el cabildo y la consulta previa. Las asambleas y cabildos tendrán carácter deliberativo conforme a Ley.
-Representativa, por medio de la elección de representantes por voto universal, directo y secreto, conforme a Ley.
-Comunitaria, por medio de la elección, designación o nominación de autoridades y representantes por normas y procedimientos propios de las naciones y pueblos indígena originario campesinos, entre otros, conforme a Ley.
Atrás quedó lo que hasta 2005 ocurría en Bolivia: la confiscación de la voluntad y la libertad popular, de la autodeterminación de las masas. La plebe había logrado cambiar la esencia de la democracia formal de aquel “país de los señores” en que se intercambiaban gobiernos, pero nada cambiaba para las mayorías excluidas.
“Esto es cierto: los pueblos miran a veces como su libertad lo que suele no ser sino una disputa de reemplazo entre las estirpes de sus amos. Así de lejos estaba, en el mismo momento del auge de las masas, la redención de los indios de Bolivia”, señala Zavaleta. Quizás el mismo teórico revolucionario reafirmaría sus reflexiones en el sentido que hoy “la mediación está dada por la democracia considerada como autodeterminación de las masas, es decir, como la capacidad actual de dar contenido político a lo que haya de democratización social…”, que en la práctica será la expresión la “acumulación en el seno de la clase”.
Hoy las masas, indígenas originarios, campesinos y obreros, el pueblo movilizado y como actor constituyente afianza el camino hacia la democracia plena, es decir hacia una mayor ampliación de su autodeterminación.
La nacionalización de los hidrocarburos y ahora la industrialización de los recursos naturales son el eje de la consolidación de lo logrado gracias a 14 años de Revolución Democrática y Cultural. El devenir democrático significó el fortalecimiento del proyecto histórico
Si en 2005 el sistema político se conmovió por el contundente resultado electoral en favor del Movimiento al Socialismo (MAS), que llevó a la presidencia al binomio Evo Morales-Álvaro García Linera, 14 años de transformaciones terminan por consolidar el proyecto histórico más importante de la democracia del siglo XXI en Bolivia.
Como pocas veces en Bolivia la voluntad popular expresada en las urnas el 6 de diciembre de 2009, hizo posible -por segunda vez consecutiva- la victoria del MAS y su binomio con el 64,22 por ciento de votos. Una de las tantas victorias electorales del instrumento político.
Los comicios de diciembre de 2005 cerraron el llamado ciclo neoliberal que tuvo un epílogo marcado por una profunda crisis del sistema político. El tránsito de Víctor Paz Estenssoro a Gonzalo Sánchez de Lozada (MNR, 1985-2003) se caracterizó por la confrontación y ruptura entre sociedad civil y Estado. El auge de aquel descalabro fue sin duda febrero negro, en 2000, cuando fuerzas policiales y militares se enfrentaron a tiros en plena Plaza Murillo, y la Guerra del Agua, dos meses después en Cochabamba, donde se derrotó a los privatizadores. Ambos hechos anunciaron el rumbo que tomaría la democracia.
Evo Morales ganó las elecciones del 18 de diciembre 2005 con el 54% de los votos y el Movimiento al Socialismo irrumpiría desde entonces como una fuerza política incontenible. Sin embargo, pese a la mayoría absoluta de votos que obtuvo Morales, su Gobierno no estuvo libre de presiones y crisis que se reproducían en una ola de conflictos no resueltos por décadas, pero que desvelarían viejas alianzas e intereses del bloque conservador.
La confrontación entre gobierno central y gobiernos departamentales de la llamada Media Luna (2006-2009) sería el punto alto de la ola divergente entre dos proyectos políticos disímiles: uno estatista nacionalizador y el otro autonomista/separatista. Las pugnas y choques se apoderaron de determinados territorios regionales, mostrando lo que estaban dispuestos a hacer los sectores conservadores por mantener el control de los recursos naturales, pero también hasta dónde el pueblo estaba dispuesto a tolerar.
Los intereses por controlar los ingresos nacionales y departamentales explican entonces el grado de violencia política al que se llegó en ese momento de “transición democrática”. Aquella pugna entre el centro y la periferia -entre Gobierno central y las “regiones autonomistas”- no sería más que la expresión cruda de la “querella del excedente” en la dimensión política que plantea René Zavaleta.
“En rigor, Zavaleta no se pone a analizar las particularidades de las formas de explotación y producción y apropiación del excedente en sentido económico, sino cómo ese excedente se convierte en gasto estatal y en un conjunto de mediaciones entre Estado y sociedad civil; también cómo ese proceso del excedente determina la ideología de la clase dominante sobre todo, pero también la de los dominados”, explica al respecto el sociólogo Luis Tapia.
En el primer periodo del gobierno de Morales, la efervescencia popular agudizó al máximo la contradicción con los decadentes grupos dominantes que finalmente fueron derrotados en su núcleo duro, neofascista. En gran medida, aquel contexto de complejidades y de tensiones tuvo un cauce histórico el 1 de mayo de 2006, día de la nacionalización de los hidrocarburos.
A diferencia del modelo neoliberal donde la apropiación del excedente económico era atributo “natural” de las corporaciones transnacionales, ahora el Estado, el pueblo, tomaría el control no solo del excedente económico, sino de todos los recursos naturales y empresas estratégicas de telecomunicaciones, energía eléctrica y transportes. La nacionalización será y es el pilar sustantivo de la era Evo Morales de cara a la industrialización.
El devenir democrático boliviano tiene un cauce inevitable. Es el momento de la consolidación del proyecto histórico porque sus actores sienten que es posible hacer más por profundizar la democracia a la par de las transformaciones económicas, sociales y culturales. Bolivia tiene un proyecto de país y un liderazgo como pocas veces tuvo.
Evo Morales y Álvaro García Linera son los líderes de un proceso revolucionario sin parangón en la historia boliviana. El uno, un símbolo insustituible de lo indígena en Bolivia, y el otro, un “bolchevique y tupackatarista”. Una dupla que sintetiza el carácter único del Proceso de Cambio.
Oct 18, 2022 Comentarios desactivados en A los Manetazos o una respuesta que pone en disputa el estado de verdad
Oct 08, 2022 Comentarios desactivados en “Una traición en este oficio no se le niega a nadie”
Oct 25, 2020 Comentarios desactivados en Nuestra América logra victoria estratégica en Bolivia
Sep 20, 2020 Comentarios desactivados en Organizaciones sociales de América Latina en solidaridad con Colombia
Oct 02, 2022 Comentarios desactivados en ¿Cómo les fue a las principales empresas argentina en los últimos años? Ventas, rentabilidad y costos laborales
El presente informe tiene por objetivo analizar el estado de situación de las empresas más grandes de Argentina. Para ello se utilizan como base de análisis los balances de las principales firmas industriales y de servicios con Estados Contables disponibles en la Argentina. El informe que se...Sep 02, 2022 Comentarios desactivados en Informe fiscal: análisis de los ingresos, gastos y resultados del Sector Público Nacional – Datos a julio de 2022
Jul 27, 2022 Comentarios desactivados en Informe fiscal de junio 2022: menores gastos en subsidios y mayores en obra pública
Jul 26, 2022 Comentarios desactivados en ¿Qué pasó con el cuerpo de Evita?
por Pablo Vázquez / Agencia Paco Urondo En la noche del 23 de noviembre de 1955, a poco del golpe cívico militar contra Perón, un comando del Ejército al mando del teniente coronel Carlos Eugenio Moori Koenig, Jefe del Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE), ingresó al edificio de la CGT...