El Cornejo machista, prepotente, violento predicador de tempestades

Oct 23, 2016 Ramón Ábalo La Pata Semanal Comentarios desactivados en El Cornejo machista, prepotente, violento predicador de tempestades

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Y claro, el que  siembra tormentas cosecha tempestades.

El gobernador menduco se imagina un mundo -éste de la Mendoza transgresora de las buenas costumbres-  azotado por el flagelo de la delincuencia que se desparrama desde las villas, los barrios humildes de la periferia de la ciudad, los del piedemonte al oeste de la urbe. A lo que añade su misoginia, nada menos que en el aparato de la justicia mendocina. En el Día de la  Policía incluso les tiró la oreja a todos los cuadros de la dicha entidad. Pero claro, no fue para denostarlos por aquello del «gatillo fácil», el arreo sin límites, los fines de semana, de centenares de jóvenes a las comisarías, por «averiguación de rostro», con una estadía desde el viernes hasta el lunes.

Se lanzó contra la OEA (Organización de Estados Americanos), reducto de la prepotencia imperial de los yanquis, pero apuntando al lado menos cipayo de la dicha organización, o sea de la Corte Interamericana de DDHH por su intervención, a pedido de los organismos locales de DDHH, y a veces con la colaboración del Estado, al menos en la última década. Con énfasis en lo que representa, es decir la defensa de los derechos humanos de todos los habitantes del hemisferio americano, por ejemplo, en 1998, una segunda sentencia estableció «que el Estado argentino (y el mendocino, añadimos) debe investigar los hechos que condujeron a la desaparición de Adolfo Garrido y Raúl Baigorria y someter a proceso y sancionar a sus autores, cómplices, encubridores y a todos aquellos que hubieren tenido participación en los hechos». Juntamente con el caso Guardatti ocurrido un par de años antes, se convirtieron en tres desapariciones durante la incipiente democracia después del 83, es decir, desapariciones forzosas de personas en el marco, todavía, del terrorismo de Estado.

Para Cornejo, la organización interamericana, en su verborragia «justiciera»,- la de Cornejo – representa, al menos, una injerencia en la soberanía del país, apuntando a una reciente presencia de dicho organismo para verificar y denunciar las condiciones infrahumanas de los presidios mendocinos. Para Cornejo, el que delinque aun cuando haya sido por la apropiación de un pedazo de pan, merece ir en cana de inmediato y en esas condiciones infrahumanas aguantar hasta que le llegue el momento del proceso final, que puede ser a los dos o tres años después. Esa verborrágica – mejor dicho verbotrágica -responde a su esencia represora pero a sabiendas que la temática de la inseguridad es compleja y no se arregla con más «mano dura». No hay ningún solo lugar de la Tierra en que se aplicó esa metodología haya resuelto el problema. Para  esa visión del problema es más fácil «acopiar» a como sea en calabozos de 2 x 2, con cuatro, cinco, seis que hayan delinquido. Total…                                           

Pero este total, con encogimiento de hombros, convierte a Cornejo y a todos sus adláteres con pretensión igualmente de justicieros, en verdaderos y concretos hacedores de delincuentes. Es que a la performance de meter presos en esas condiciones, en principio da sus réditos. Pero  también doblemente trágica, por un lado algo así como la aplicación de la pena de muerte, pues esas condiciones incitan a la rebeldía, pero uno contra el otro en esos interiores regenteados por políticos mediáticos, teóricos de pacotilla, financistas del exterminio, penitenciarios y represores de toda laya. Por otro lado, esos presidios no conforman conversos, porque no son pocos los que  una vez cumplida la pena reiteran sus conductas, producto, lógicamente, de  un profundo resentimiento por sentirse relegados a una consideración inhumana.

Transcribimos un poema de la gran María Elena Walsh.  Algunos de los prototipos que describe la poetisa pueden identificar a Cornejo y su entorno

LA PENA DE MUERTE

MARIA ELENA WALSH        

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