El hombre que todo lo es

Nov 05, 2017 La Quinta Pata Recomendada Comentarios desactivados en El hombre que todo lo es

Por Federico Niemetz

“La fenomenología del espíritu” parte de señalar que el acceso a lo absoluto solo se da mediante la interrelación de conceptos teóricos cuidadosamente vinculados que buscan asumir la forma de una totalidad. Hegel, por tanto, ve al espíritu objetivo como una verdad absoluta, totalizante, que supera las múltiples consideraciones abstractas acerca del Estado y la historia.

Puesto de esta manera, el “espíritu”, como sujeto abstracto, colectivo pero no claramente identificado y capaz de todo abarcarlo, puede verse hoy en la Argentina reflejado en la cabeza del presidente de la Nación, del Ing. Mauricio Macri Blanco Villegas.

Para empezar, el presidente es un Blanco Villegas, hijo de Alicia Blanco Villegas, miembro notable de la Sociedad Rural, apellido de la estirpe de la oligarquía terrateniente de la Provincia de Buenos Aires. El ingeniero es un Blanco Villegas, es la oligarquía, es la sociedad rural y su historia, es Roca y Mitre, es el discurso homofóbico, católico, ultraconservador, agroexportador y procesista

Pero también, necesariamente, y parándose por encima de las contradicciones, el presidente –recordando aquella frase de Kirchner en el 2007- es Macri. Es Macri, es un digno hijo de Franco, es un empresario “desarrollista”, pícaro para los negocios, sucio, con una historia más ligada a la mafia italiana y al facismo que al liberalismo aliadófilo. Todo lo que aprendió en el Newmann se ve complementado por las enseñanzas del colegio pupilo militar italiano al que fue su padre, y así como aprendió que los negocios están en el campo, también aprendió que los negocios están en los pasillos oscuros de la Casa Rosada a la espera de algún funcionario de cuarta (incluidos presidentes) que ni chiste por recibir un jugoso soborno. Tipos de la nueva era son los Macri, de la bicicleta financiera, delos bancos, de la obra pública, de concesiones industriales chinas y de prácticamente cualquier negocio turbio. Fantoches y fiesteros, les gusta la jodita, las minas, el champagne, la trata, el narcotráfico y la noche. Si los Blanco Villegas tuvieron sus años de gloria en la fusiladora y en la última dictadura, los Macri vieron el oro en los 80 y en los 90. Linda síntesis la que configura el presidente.

Pero por último, y quizás, la que no vimos venir, el presidente es Mauricio, Mau, el político carismático, postideológico, coacheado para decir palabras bonitas que seduce y da visión de futuro a hombres y mujeres sin distinción territorial ni etaria. En todo el país arrasó el PRO, en todo el país arrasó Mauricio, ese vago macanudo que se baja del pedestal para tomar un mate con Doña Rosa, para bailar en un acto y soltar globos de colores, que seduce, que atrae, que viene a sacarnos de encima el yugo de la corrupción, que trae la cultura del trabajo y alegría, mucha alegría. Es el abrazo de Perón y Balbín, es la nada misma, y como tal, lo es todo.

Es Mauricio Macri Blanco Villegas y no le pesa, supera los choques internos y crea una opción que a todos representa, a la rancia oligarquía, al empresario pequeño, mediano o grande que odia a los negros y a los villeros y a gran parte de los sectores trabajadores divorciados de un peronismo que no sabe reconstruirse, que no puede luchar contra su propia historia y que no da muestras de ser capaz de renacer de las cenizas.

No hay contradicción alguna, hay síntesis dialéctica, hay espíritu objetivo, hay una verdad totalizante: el presidente, lo es todo.