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Nov 15, 2020 La Quinta Pata Mujeres Fotógrafas Comentarios desactivados en Gerda Taro, La pequeña zorra roja
Gerda Taro, nos visita hoy con su juventud arrrolladora, su belleza roja, su pasión a flor de su existencia buscadora, su amor a enfrentar las injusticias de sus tiempos.
Ella asumió la fotografía para registrar en la prensa los horrores de la guerra, en su caso, de la Guerra Civil Española.
Ustedes queridxs lectorxs diran “¿Otra fotografa que registró la Guerra Civil Española en La Quinta Pata? Y si, en las últimas entregas de este espacio compartimos las vidas de dos grandes fotógrafas que estuvieron tambien por esos lugares, solo que Gerda y sus pasiones, quedaron allí.
Ella nació, con el nombre de Gerda Pohorylle, un 1 de agosto de 1910 en Stuttgart, Alemania, se crió en la ciudad de Leipzig, en el seno de una familia burguesa y judía, que sintió como una amenaza la llegada de Hitler. De hecho, un mes y medio después que Hitler llegara al poder a Gerda la encarcelaron. Se le acuso de repartir panfletos antifascistas, aunque nunca quedó claro el motivo, se cree que los nazis buscaban a sus hermanos y como no los hallaron, la detuvieron a ella. Durante la estancia en la carcel se volvió muy popular, les enseñaba a las otras detenidas idiomas, canciones, incluso ideó un código, que consistía en diferentes golpes para comunicarse con las otras detenidas a través de las celdas, fue el primer método de comunicación usado en aquella prisión[1].
Pudo salir de la carcel, por intermedio de la embajada de Polonia, sus padres eran polacos, por ello tenía doble nacionalidad, y en esos primeros pasos del nacional socialismo, se quería aparentar cierto respeto por las personas de origen judix, para tener buena prensa a nivel internacional, a pesar que ya estaban enviando gente a los campos de concentración.
Así fue que Gerda decidió viajar a París en 1933, tenía 23 años. Lo hizo con una amiga, Ruth. Esta trabajaba de modelo en París y fue seleccionada para hacer una publicidad, el fotógrafo era el futuro amor de Gerda. Le pidio su amiga que la acompañara y allí conoció a Endre Erno Friedman, de origen húngaro con ascendencia judía, con quien se relacionó amorosamente, era setiembre del año 1934, casi un año después empezaron a salir juntxs. En ese entonces este amor comienza a enseñarle lo que ella sabe de fotografía, así fue como consiguió un trabajo de fotógrafa en la agencia Alliance, donde se destaco por sus capacidades idiomáticas y sus arreglos comerciales.
Eran una pareja en el amor y otra pareja en la fotografía, de hecho en esta última, mientras duró, decidieron ponerse un nombre falso, Robert Capa, y firmaban las fotos que ambxs tomaban bajo ese seudónimo. Recurso que ella propone para tener posibilidades internacionales en el mundo fotográfico. Dos jovenes judíxs debían buscar otros recursos para sobrevivir en la Europa antisemita.
«Compartían copyright y realizaban las fotografías bajo el mismo seudónimo. Tras la muerte de Gerda, muchas de las fotos fueron atribuidas injustamente a Robert»[2].
A él le venía bien un nombre más facil de pronunciar y ella decidió cambiar su nombre, paso a llamarse Gerda Taro, en homenaje a un pintor callejero de origen japones, Taro Okamoto, famoso en París en esos tiempos.
Posteriormente, cuando estalla la Guerra Civil Española, Gerda, quien era una mujer de izquierda, decide viajar a España, su sueño era captar con su cámara el triunfo de la república. Así fue que partió hacia ese destino acompañada de Capa y otro fotografo llamado Chim. El avión se estrello, pero no hubo victimas fatales. Viajaron a riespo propio para vender las fotografías a la prensa francesa.
Al llegar a España la pareja realizó fotografías firmadas como “Capa”. En 1937, viajaron a Andalucía y se distanciaron, ella allí comienza firmando como Taro, él como Capa.
Dicen los chismes de la época, que él le pidio matrimonio y ella lo rehusó, porque quería ser una mujer libre. Sigueron juntxs e hicieron varios viajes entre España y Francia. En mayo del ´37, abandono definitivamente la figura de Capa y empezó a firmar como Gerda Taro.
En junio del ´37 la pareja se despidió, él partiría rumbo a China, desde París, ella se quedo. En julio, por pedido de la revista Ce soir, Gerda fue a Madrid a cubrir un congreso de escritorxs. Aprovecho el viaje para volver al frente de guerra.
Relatan los sobrevivientes republicanxs, que los nazis los bombardeaban, las tropas huían, ella seguía agitando en el frente de batalla.
Gerda, la hermosa y osada Gerda, fue alcanzada por las manos oscuras que atacaban la zona, el 27 de julio, en Brunete, en un borbardeo de la legión Cóndor, las tropas republicanas iniciaban la retirada, ella iba con ellos.
Le arrebataron su hermosa vida, su belleza roja, la llamaban en el frente “La pequeña zorra roja”, por su hermoso cabello pelirrojo, por lo intrepida que resultaba las posiciones y los lugares que ocupaba para captar sus imágenes. Fue la primera fotoperiodista que muere en el frente de batalla, al documentar la Guerra Civil Española.
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Querida Gerda, nos contaron que te habías subido al estribo de un auto de las Brigadas Internacionales, un borbardeo provoco tu caída al suelo y un tanque maniobrando te atropelló, justo a vos intrepida y audaz con la sangre de quien se supone debe vivir, vivir para contar tus experiencias, que solo hoy conocemos por tus fotografías..
Qué tristeza resuenan en nuestros cuerpos querida Gerda, hermosa Gerda, injusta muerte, que bronca infinita se abren en los caminos de nuestros lamentos.
Pudiste linda “zorra roja” captar imágenes crudas, de injusticias, de acciones mortíferas y sus consecuencias desvastadoras. Hay risas y llantos en tus fotos. Alegría de un futuro prometedor, de una república que resistió hasta donde pudo, dejando miles de vidas al desamparo, así como quedo tu cuerpo danzante y rojo a mitad de un sueño de libertad, y dignidad de un pueblo, que no pudo ser.
Nos contaron que en el hospital donde finalmente dejaste la vida, estabas cuidada, reclamabas cuando lograbas despertarte tus cámara de fotos, que nunca se hallaron. Tal vez el amor más profundo que te acompañaba en ese momento, esas cámaras con la que lograste mirar el mundo de la pulsión de muerte y dejar esas imágenes dolorosas, donde los cuerpos quedaron atrapados en la inmoral de quienes decidieron quien tenía derecho a vivir y quienes debían morir.
Tu vida se fue un 26 de julio de 1937, tal vez presagiando la pérdida de la república que tanto fotografiaste. Una esperanza republicana que sería aplastada por 40 años de la dictadura infame llevada a cabo por uno de los nombres que no escribiré, no me atrevería a escribirlo cerca de tu digno nombre. Tempestades oscuras llevaron tu existencia a lo imposible de ver.
Tambien nos contaron que cuando dejaste la vida, desde el hospital llamaron a Rafael Alberti y a su mujer, María Teresa, dirigentes de la Alianza de Intelectuales Antifascistas de Madrid, para que te reconocieran y te dieran sepultura, ellxs te trasladaron a Madrid y de ahí llegaste a París, donde están tus restos. Allí te hicieron grandes honores por haber sido una valiosa fotografa al servicio de la Republica.
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Gerda te cuento, en el año 2008, se descubrió una operación que se la conoce como “La Maleta Mexicana”[3], que contenía en su interior cerca de 4.000 negativos de la Guerra Civil Española, tomadxs por vos, Capa y Seymour. Allí se conoció que muchas de las fotografías firmadas por Capa eran tuyas, ¡tuyas Gerda! Volvieron a vos y de ahí a nosotrxs, flameando en el mastil del reconocimiento negado por los ojos de la masculinidad que pretende tapar lo inalcanzable.
Les recomiendo queridxs lectores que vean busquen en la Sra. Google la historia de esta “Maleta Mexicana”, imperdible, de película su salvación.
Y es así Gerda, tu mirada, tus audacias, tu pasión, tu compromiso militante vuelve nuevamente a aparecer en escena, gracias al entramado de un grupo de personas que logró cuidar de ese material fotográfico de las manos del nazismo. Son esos momentos mágicos de personas que saben del valor de los tesoros para la posterioridad, pasaron 7 decádas y vuelven esas imágenes para recordamos que al final del camino, no estamos solas.
Entonces es hora de levantar la copa de un tinto, como le gustaba al Negro Ábalo, y decir Salud Gerda!!!
[1] https://50mmfotografas.com/fotografas-olvidadas-gerda-taro/
[2] http://wmagazin.com/relatos/gerda-taro-luz-sobre-la-vida-y-la-pasion-de-una-pionera-del-fotoperiodismo/#
[3] La valija mexicana o La maleta mexicana es un conjunto de tres pequeñas cajas de cartón en las que permanecieron guardados y desaparecidos, durante siete décadas, los negativos de entre 3000 y 4000 fotografías que Endre Friedmann, Gerda Taro (estos dos bajo el seudónimo de Robert Capa) y David Seymour (Chim). https://es.wikipedia.org/wiki/Valija_mexicana. Vean el documental en netflix.
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