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Mar 01, 2020 La Quinta Pata Historia Comentarios desactivados en José de San Martín, Protector del Perú
José de San Martín es considerado en Argentina como “el padre de la Patria” y se lo recuerda en los actos escolares como “el Libertador de Argentina, Chile y Perú”. Nació en 1778 en Yapeyú, actual provincia argentina de Misiones, que en esa época formaba parte del Virreinato del Río de La Plata, pero a los seis años su familia se radicó en Cádiz y posteriormente en Málaga. Años más tarde ingresó al Ejército imperial español, formando parte del Regimiento Murciano con el que combatió en África y luego contra la dominación napoleónica.
En 1812, tras alcanzar el grado de teniente coronel, abandonó España para regresar a América y sumarse a la lucha por la independencia. Participó en gran cantidad de batallas y ocupó varios cargos en los gobiernos revolucionarios. Sin embargo en este artículo nos centraremos solo en su obra como Protector del Perú.
El 8 de septiembre de 1820, el Ejército de los Andes, al mando de José de San Martín, desembarcó en el puerto de Paracas, en el Perú, haciendo retroceder al Ejército realista. El virrey Joaquín de la Puzuela trató de negociar para ganar tiempo y lograr reunir a los 20.000 soldados dispersos por todo el Virreinato para defender Lima. En noviembre, San Martin sitió la ciudad y el 29 de enero de 1821 se sublevaron los altos oficiales realistas contra el virrey, obligándolo a renunciar. Asumió el general José de La Serna como nuevo virrey y trató de negociar con San Martín, sin ningún resultado favorable. Lo mismo sucedió con el enviado del Rey, que desembarcó en el Perú en marzo de ese año. Una nueva deserción masiva de soldados del Ejército realista, formado mayoritariamente por venezolanos y neogranadinos, forzó la renuncia del nuevo virrey y en julio los revolucionarios tomaron la capital virreinal. El 15 se convocó a un Cabildo Abierto y el 28 se declaraba la Independencia del Perú.
El 3 de agosto José de San Martin, líder de aquella gesta, fue nombrado Protector del Perú, con autoridad civil y militar para continuar la lucha contra los realistas en el norte. Su gobierno quedó conformado por Hipólito Unanue como Ministro de Hacienda, José García del Río en Relaciones Exteriores, y Bernardo de Monteagudo en Guerra y Marina. Como Prefecto de Lima se nombró al coronel José de la Riva Agüero y Sánchez Boquete. El decreto de conformación del gobierno establecía que el Protectorado tendría vigencia “hasta tanto que se reúnan los representantes de la Nación Peruana, y que determinen su forma y modo de gobierno”.
Durante su gobierno, que se extendería por poco más de un año, se tomaron importantes medidas para consolidar la obra libertaria. Se decretó la libertad de vientres, por medio de la cual los hijos de los esclavos nacerían libres, se le otorgaba la libertad a los esclavos que lucharan en el Ejército libertador y se suprimieron los tributos a los pueblos originarios que habían impuesto los españoles. Se prohibieron las peleas de gallos y el desperdicio de agua en el Carnaval.
En octubre se aprobó un Estatuto Provisorio de Gobierno, de corte liberal, basado en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de la Revolución Francesa y la Constitución de los Estados Unidos. La organización territorial del Estado se basó en la división en Departamentos (con un presidente de gobierno) y Provincias (con un gobernador), la Audiencia Real del Virreinato se reemplazó por la Alta Cámara de Justicia, y se propuso crear un Consejo de Estado que secundaría al Protector en su gobierno, formado por criollos y miembros del pueblo Inca. En lo jurídico, un nuevo Reglamento establecía que “todas las leyes, ordenanzas y reglamentos quedan en su fuerza y vigor, mientras no sean derogadas o abrogadas por autoridad competente”. Se estableció que se les otorgaría la nacionalidad peruana a todos los habitantes de estados americanos que se hubieran independizado del Imperio Español.
También fundó la Biblioteca Nacional del Perú, a la que donó su colección de libros, la primera escuela para la formación de docentes y la Guardia Civil para la defensa de la revolución y la independencia. Se aprobaron además la bandera, el Himno, el Escudo de Armas y la moneda nacional, y se comenzó a entregar la Orden del Sol del Perú, que se mantiene hasta la actualidad.
Ese mismo año fundó la Sociedad Patriótica, formada por 40 ciudadanos peruanos considerados los más ilustrados entre los partidarios de la Independencia, que llevó a cabo una serie de discusiones sobre la forma más conveniente de gobierno. En ese momento se debatían dos posturas: la Monarquía Constitucional, que apoyaba San Martín y defendían los ministros Unanue y Monteagudo, y la República, que defendían los intelectuales Manuel Pérez de Tudela y Mariano José de Arce. En apoyo a sus ideas monárquicas envió a García del Río y Diego Paroissien a Europa con la misión de conseguir un príncipe de la Casa de Sajonia para que reinara en el Perú, medida que nunca llegó a concretarse.
Pese a su carácter libertario, el Protectorado no estuvo exento de contradicciones. Si bien estableció la libertad de comercio y la libertad de imprenta, no permitió otro culto religioso que no fuera el católico. Aunque expulsó y confiscó los bienes de los españoles que no apoyaran la revolución, también respetó los títulos de nobleza del Imperio Español que pasaron a ser Títulos del Perú. También se penalizó el juego y el uso de palabras obscenas en lugares públicas.
Mientras se llevaban a cabo estas medidas y discusiones, el norte del Perú seguía en manos del Ejército realista, que se había establecido en Cuzco, antigua capital del Imperio Inca o Tawantinsuyo. El Protectorado contrajo un préstamo para equipar su ejército y envió tropas desde Ancon y Lima para liberar el resto del territorio. Por ese entonces el general Antonio José de Sucre, lugarteniente de Simón Bolívar, le envió una carta en donde le pedía la incorporación del Batallón de Numancia (formado por venezolanos y neogranadinos) para la campaña en el territorio de la Presidencia de Quito (Ecuador). San Martin se negó a perder un batallón tan importante y solo envió la División Auxiliar, al mando de Andrés de Santa Cruz ―en su mayoría compuesta por tropas inexpertas― que participaron en las batallas de Riobamba y Pichincha.
Entre el 26 y 27 de julio de 1822 se produciría uno de los hechos más importantes y misteriosos de la época: la entrevista con Bolívar en Guayaquil. Tras una conversación privada, cuyo contenido solo se puede conjeturar ya que nunca fue divulgado, San Martín cedió a Bolívar la iniciativa y conclusión de la campaña libertadora.
El 10 de septiembre de 1822 le envió una carta a Bolívar en donde expresaba: “He convocado al Congreso para presentar ante él mi renuncia y retirarme a la vida privada con la satisfacción de haber puesto a la causa de la libertad toda la honradez de mi espíritu y la convicción de mi patriotismo. Dios, los hombres y la historia juzgarán mis actos públicos”.
El Congreso constituyente había sido convocado por el decreto Nº 146 de diciembre de 1821 y debía comenzar a sesionar en mayo del año siguiente para dotar al país de una Constitución que estableciera una nueva forma de gobierno. Sin embargo los hechos ocurridos hicieron que el mismo no comenzara a sesionar hasta el 20 de septiembre de 1822. Ese mismo día San Martín cesó su cargo como Protector, como había prometido en el decreto de asunción. En su discurso de renuncia expresó: “Peruanos; os dejo establecida la representación nacional; si depositáis en ella una entera confianza, cantad el triunfo, si no, la anarquía os va a devorar. Que el acierto presida a vuestros destinos, y que estos os colmen de felicidad y paz”.
Al poco tiempo se retiró del Perú y, tras una breve estancia en Buenos Aires, se embarcó rumbo a Europa. No volvió a pisar territorio americano durante el resto de su vida. Falleció en Paris el 17 de agosto de 1850
Aunque su gobierno en el Perú no estuvo exento de errores y contradicciones -como pudimos ver-, fue toda una hazaña para la época porque entonces no existía un modelo político para la organización de un Estado independiente y, aunque el Libertador deseaba instaurar una Monarquía Constitucional, sus medidas ayudaron a la posterior consolidación de un Gobierno Republicano.
Bibliografía:
Imagen de portada: San Martín proclama la independencia de Perú. (Foto: Difusión)
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