La estatua y el discurso

Oct 18, 2015 Carlos Almenara Opinión Comentarios desactivados en La estatua y el discurso

Acerca de
Últimas entradas

Últimas entradas de Carlos Almenara (ver todo)

A los Manetazos o una respuesta que pone en disputa el estado de verdad - octubre 18, 2022
El lumpen bomba: un nuevo tipo de actor político asola el páramo del neoliberalismo - octubre 2, 2022
Otro orden, o el fracaso de los procesos moderados - septiembre 2, 2022

“Peronistas somos todos” parafraseó Macri, junto a Momo Venegas, Hugo Moyano y Eduardo Duhalde e inauguró una estatua del General.

Revisar cómo se llegó a este punto es interesante para revelar modos discursivos, rémoras de la dictadura.

Un análisis exhaustivo del peronismo como movimiento, como identidad, como doctrina, como partido, por supuesto, superaría mis posibilidades y no es la intención de estas líneas. Decir que Macri no es peronista requeriría aquella tarea previa, aunque parece bastante amigable a los sentidos.

Llama la atención cómo Macri, que construyó su convocatoria electoral sobre un feroz antiperonismo, realice este giro. ¿Por qué puede hacerlo?

Básicamente, porque sus electores saben que es de mentira. Cómo pudo construir un vínculo comunicacional de este tipo sí es objeto de estas líneas.

El fenómeno es similar al que intentó la noche en que Martín Losteau estuvo a punto de arrebatar al PRO la jefatura de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Allí Macri prometió mantener la Asignación Universal, la YPF estatal, Aerolíneas, contra todas sus afirmaciones previas y también contra su historia.

Su posicionamiento antiperonista en esta campaña lo construyó con la inestimable colaboración de Ernesto Sánz y Elisa Carrió. Así se lo recordaba un ex socio, Felipe Solá.[1]

Con semejante construcción uno supone que un acto con liturgia peronista mellaría sus apoyos. Está por verse qué ocurre, la especulación de los estrategas macristas es que no lo hará o lo hará en muy escasa medida. El antikirchnerismo perdona todo. Hasta a los candidatos con pasado K.

He identificado anteriormente una “matriz de construcción de oposición política”[2] caracterizada por el predominio de los dictados del grupo Clarín. Esa matriz ordenó casi universalmente la escena pública nacional. Es esa matriz la que tenemos de diseccionar analíticamente.[3]

Adefesios políticos como el “grupo A” o curiosidades como la simpatía desbordante del diálogo entre el dirigente trotskista Néstor Pitrola y la diva Mirtha Legrand en el comedor de ésta, sólo pueden ser comprendidas a partir de entender aquella matriz.

Es una matriz típica de los genocidas. Consiste en presentar como la otredad absoluta al rival político. La otredad siniestra que hace menos que humanos a quienes son objetos del escarnio. Como son menos que humanos los derechos humanos no cuentan para ellos. En términos políticos, el discurso Clarín será: “Ud. puede ser de derecha, de centro o de izquierda, aún en sus versiones extremas, lo que no puede es ser kirchnerista”. “Contra ellos tenemos que ‘juntarnos todos’”.

Es exactamente el mismo relato con que encubrieron la dictadura argentina. Reemplace kirchnerista por subversivo y el relato reconoce poca variación. Incluso puede que sea más virulento contra el kirchnerismo.

¿Suena fuerte, suena desubicado?

Sí, efectivamente, suena desubicado, porque Clarín fracasó. Afortunadamente para la Argentina, Clarín fracasó, pero en términos simbólicos, en términos de construcción discursiva, no puede minimizarse el baldón a la democracia, a la república y a la paz que implica la conducta del principal grupo mediático.

Lo que está locamente girando en las interpretaciones, en el sentido común, es este hiato, esta distancia entre los discursos “sensatos” o, llamémosles, “tradicionales”, que permiten interpretar lo real y el discurso Clarín, ese discurso que a fuerza de machacar y machacar, al grupo le ha permitido construir una legitimidad alternativa, una complicidad entre emisor y receptor que posibilita que Moyano alabe a Macri como “verdadero peronista” y muchos simulen creer.

La comunidad Clarín sabe que es un simulacro. Está dispuesta a aceptarlo, incluso a celebrarlo, con tal de conseguir el objetivo que, les prometieron, debe ser alcanzado a cualquier precio.

Referencias:

[1] http://www.minutodecierre.com/felipe-sola-acuso-a-mauricio-macri-de-antiperonista/

[2] Por ejemplo en http://carlosalmenara.blogspot.com.ar/2013/12/reclamos-policiales-saqueos-y-relato.html

[3] He pretendido acercarme a algunas respuestas en torno a esto en “El faneróscopo de Eliseo. La máquina semiótica del grupo Clarín”.