Los presos que vos metés, dónde van a parar

Nov 01, 2016 Ramón Ábalo La Pata Semanal Comentarios desactivados en Los presos que vos metés, dónde van a parar

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Es una obviedad: los que delinquen tienen que ir presos. Esa privación de libertad supone, con alguna lógica que está escrita en las constituciones y en todo tipo de manuales jurídicos, que es el primer escalón para que el infractor a las buenas costumbres sociales se redima y se convierta en mejor espécimen humano.

Es lo que suponen Macri, el presidente, y para abajo, o sea Cornejo, el gobernador mendocino. Y como la problemática se agudiza con nuevas visiones hacia los comportamientos del colectivo humano, como el de la trata, el femicidio y otros, el poder institucional, con el problema a cuesta casi insoluble, sólo atina a la letra de los manuales. Por ello, hay que meter mano dura en la Justicia con jueces que se autotitulan antigarantistas. El empeño de Cornejo para que un togado como José Valerio, que ya lo es desde hace años, ocupe un espacio en la Suprema Corte de Justicia le viene como anillo al dedo para que su concepción de administrar justicia con mano dura, ocupe la vacante que dejará Hernán Salvini.

Este próximo «cortesano» de la justicia local, se destaca por su misoginia, su discriminación hacia la sexualidad, en especial a los/las heterosexuales, a la igualdad de género, y otras lindezas, algunas de las cuales subsisten las a letras de los manuales. Se autodefine como antigarantista y si es nombrado, se la va a «tomar» con Palermo, un claro representante del llamado garantismo que no es sino el garantizar a cada detenido, por más delincuente que sea, la aplicación estricta de las leyes, su defensa y el trato humano sea cual fuere, finalmente, su penalización, más que nada al serle privada la libertad. Fue uno, Valerio,  de los que rindió homenaje al ex-fiscal Nisman, por lo tanto un anticristinista «a muerte», de esos que en el ámbito judicial y político, se desviven por verla tras las rejas. Se define como un duro, un ortodoxo dentro de la justicia, aplaudido por quienes , fuera y dentro de la Corte y del Poder Ejecutivo, resisten el «zaffaronismo judicial», apuntando al actual miembro de esa Corte, Palermo. Sintéticamente, Valerio es conservador, neoliberal, macrista, cornejista.

Lo que no está en las letras escritas son las verdaderas causales del delito -que de eso se trata- y que en el sistema político-ideológico en que transcurre nuestra existencia, o sea el capitalismo en su etapa extrema de capitalismo imperialista, impone una existencia consecuencia de su salvajismo – el del capitalismo – con lo cual la problemática del delito, de la delincuencia, no se va a curar con las políticas «duras» porque las lacras de la sociedad, que se incrementan,  es consecuencia del sistema y causal, a la vez, de su descomposición moral, que le es esencia y vigencia.

Con o sin Valerio, Cornejo va hocicar comenzando por los hacinamientos en donde meter a tantos delincuentes. Más aún, tal como lo determinó recientemente una inspección in situ de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA: aquí las cárceles y los penales de todo tipo no sirven para corregir al delincuente en ellos detenidos. Todo lo contrario. Cornejo se enojó, pero claro, lo único que le interesa es que se lo tenga por un benemérito «justiciero», como en las historietas. 

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