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Margaret Michaelis, La Anarquista
Por Sara Gutierrez
Y hoy nos fuimos a buscar a Margaret Michaelis, fotógrafa de origen polaco, nacida como Margarethe Gross el 6 de abril de 1902, llegó al mundo en Dzieditz, Imperio Austro-Húngaro, actualmente Polonia.
Estudió fotografía en Graphische Lehr-und Versuchsanstalt (Instituto de Investigación y Enseñanza Gráfica) en Viena y en el famoso Taller de fotografía D’Ora. Trabajó en diferentes estudios de fotografías en Viena y en Praga, luego en 1929 viaja a Berlín, allí conoce a un arqueólogo anarquista llamado Rudolf Michaelis, con quien se casará en 1933 y compartirá su pensamiento libertario. De él toma su apellido.
Su marido es encarcelado por el nazismo. Una vez liberado, la pareja viajará a España a buscar refugio. Poco tiempo después de llegar se separan.
Margaret había trabajado como fotógrafa en Berlín y supo lo que fue ser detenida por el nazismo a causa de sus ideas políticas.
Ella ya había estado unos días, el año anterior en Barcelona a exilarse, donde se encontró con otras personas exiliadas. En esa oportunidad, con su cámara Leica en mano, captó imágenes maravillosas en el barrio Chino, donde ella vivía en una pensión.
Al tomar contacto con un grupo de alemanes antifascista, la pareja, formo parte del grupo DAS, eran exiliados germanos del anarquismo español.
Ella trabajó como fotógrafa para GATCPAC, un grupo de arquitectos catalanes de vanguardia. En 1935 viajó a Andalucía con el pintor Joan Miró y el arquitecto Sert.
La Historiadora Almudena Rubio rescató en Ámsterdam un increible tesoro testimonial de la guerra civil española, documentado por Margaret, que estaba almacenado en las llamadas “cajas de Ámsterdam”, junto a otro material anarquista y que había llegado a la ciudad en los años `40, al International Institute of Social History. En esas cajas se halló un gran acervo fotográfico de la Guerra Civil, cientos de negativos de 35 milímetros realizados con su Leica.
Hasta el momento en que se rescata esos archivos, se conocían las fotografías de la guerra tomadas por Michaelis para el Comisariat de Propaganda de la Generalitat, confiadas al Arxiu Nacional de Cataluña, las del Arxiu Fotogràfic de Barcelona, y las copias de la contienda, cedidas por ella, junto con el resto de sus documentos, a la National Gallery de Australia.
Hay que destacar que en esas cajas también se encontraron el material fotográfico de otra gran fotográfa, de la cual hablamos la última vez, de Kati Horna.
Horna y Michaelis fueron dos mujeres contemporáneas que pusieron sus cámaras al servicio de los anarquistas, y sus fotografías, en cierto modo complementarias, son un testimonio gráfico esencial de la retaguardia revolucionaria de los primeros años de la guerra[1].
Margaret documentó la revolución social estimulada por el anarquismo durante la guerra civil española, para la Confederación Nacional de Trabajo y la Federación Anarquista Ibérica, la CNT-FAI.
Su trabajo se centro también en registrar la vida cotidiana y la pobreza de la Barcelona de la República. En esta ciudad abre su estudio de fotografía y le pone ¨Foto-Elis¨.
Trabajando para la sección gráfica de las oficinas de propaganda exterior de la CNT-FAI, Margaret realiza tomas que hablan sobre lo que sucedía en la retaguardia, mostrando las acciones llevadas a cabo por la clase obrera por construir una sociedad más justa, muestra a los vendedores ambulantes con sus intercambios, las fábricas y sus organizaciones colectivas, la lucha del pueblo por lograr una vida más vivible.
Margaret tiene el privilegio de viajar en 1936, por las zonas colectivizadas de Aragón y Valencia con la gran Emma Goldman, fotografiando ese mundo de avances y retrocesos, de pasiones y olor a liberación, a resistencia y a revolución.
En 1937, debe irse de España, viaja por Francia, Polonia y Londrés, antes de llegar a Australia. En París fue fotógrafa de prensa.
Al visitar a su padre y madre, fue al mercado del gueto judío de Cracovia e hizo fotografías que han dejado testimonio de las atrocidades sufridas por el pueblo judío bajo el dominio nazi.
Margaret, hablaremos en presente, es una brillante fotógrafa, como también una gran escritora, hay apuntes que se conservan en el Archivo Histórico del Colegio de Arquitectos de Cataluña, publicados en el catálogo de la primera exposición. Pero, se dedicó más a la fotografía y eso se pone en evidencia en sus impactantes imágenes, llenas de bullicios y movimientos, ojeadora como ninguna, supo enlazar y dibujar su entorno a través de la luz. Se deslizó por muchos campos desde la guerra, la arquitectura, la vida cotidiana barcelonesa, el gueto judio de Cracovia, las miradas cómplices de las niñeces, en fin, sus ojos capturaban y plasmaban la denuncia, la quietud de lo que ya fue, de lo que se desliza en un instante de vitalidad o de mortificación.
Fotógrafa comprometida con la historia de los pueblos sufrientes, fue una gran internacionalista de las imágenes, que muestran la impiedad de algunxs contra la necesidad de muchxs. Su cuerpo encarnado en la cámara como arma de guerra, en lugar de muerte, gesto vida, imágenes de una época que hablan por si solas. Eligió el fotorreportaje, en ello se destacó. Ella escribe sobre esto:
«Un día por la tarde, en Barcelona, cogí mi pequeña cámara Leika e hice una incursión por el barrio Chino. Allí encontré a mis amigos, los tramposos de las cartas. A su alrededor, una gran cantidad de gitanos y cómplices. ¡Valía la pena sacar una foto! Hice una con rapidez y preparé la siguiente, pero ya me habían visto. Todos me miraron con cara de pocos amigos, pensaban que debía ser una chivata de la policía y que haría uso de las fotos en su contra. Adoptaron todos una actitud amenazante. El fulero tramposo se levantó de inmediato y empezó a gritarme: «Ya nos has fotografiado?». «No, acabo de empezar, pero me habéis descubierto demasiado pronto». Tres de sus cómplices saltaron hacia mí: «¿Qué quieres de nosotros? ¡Lárgate y no te dejes ver más por aquí!». Me reí compasivamente de ellos y me fuí. Pero ya no pude trabajar con tranquilidad en la calle del Mediodía»[2].
Este relato cuenta su disposición frente a lxs personajes a fotografíar, su capacidad de respuesta, la cercanía, sus disparos en secreto, la libertad que se atribuia al hacerlo y su ojo captando ese sabor a vida de pueblo, vidas sencillas, vidas en movimientos, que no se privo de registrar. En el barrio Chino retrata niñxs, gitanxs, marineros, putas, vendedorxs ambulantes, todo un mundo que ella trata de mostrar, de visibilizar.
La osada Margaret fue una mujer implicada con su época, a través de su pensamiento libertario y su pasión a la fotografía. Se dice de ella, que fue la primera mujer corresponsal de guerra, trabajo en zonas de combate durante la segunda guerra mundial, y fue la primera fotógrafa que trabajó para la revista LIFE.
Margaret generó imágenes que podemos y seguiremos disfrutando, imágenes que nos llevan a otros tiempos, dificiles, sin duda, entramadas con su propia vida de emigrante, debió cambiar de paises por el nazismo, el fascismo, el peligro por la propia vida. En ese andar escrituró con su cámara el sufrimiento por el avance de los hombres oscuros sobre los paises europeos.
Referencias:
https://antiguas43.rssing.com/chan-35161628/all_p4.html.
Notas:
[1] https://elpais.com/diario/1998/10/18/cultura/908661602_850215.html
[2] http://viejas-fotos.blogspot.com/2015/04/margaret-michaelis-sachs-la-fotografa_11.html
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