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Desde la cero hora del día diez de diciembre, y por intermedio de medida cautelar presentada y aceptada, la República Argentina entró de golpe, sin asco, y sin tomarse un respirito de verano, al nuevo escenario montado por los medios: el Planeta Macri. A horas de una Plaza de Mayo con más de medio millón de empoderados despidiendo a Cristina y, reafirmando la necesidad de luchar por mantener los logros y derechos obtenidos, el neoliberalismo gobernante no se tomó un minuto para oxigenar el aire de un país conmovido.
La actitud borrega y rastrera de los periodistas de todos los medios de comunicación ha decidido borrar, eliminar y hacer desaparecer a ese otro país profundo y denso, popular y democrático, que está en las calles. En el cielo se ven los globos de ensayo: cuestionamiento a la Ley de Medios, a los juicios por la memoria, la verdad y la justicia, especulación de precios, eliminación de precios cuidados, eliminación de retenciones a los exportadores especuladores del campo, entre otras tomas de posición a medida de los odiadores seriales que pretenden por 700 mil votos de diferencia, borrar con el codo lo que escribió el pueblo con sus luchas.
El Príncipe procesado tiene miedo. Saca a la gendarmería a las calles, llena de policías sus actos de gobierno, intima. Se cree que con la imagen de carros hidrantes y las fuerzas policiales logrará amedrentar a un pueblo que tiene una altísima conciencia política como para meterse en la casa y encerrarse. ¡No Príncipe!, ¡estás equivocado!, porque más allá de la situación política interna que hoy vive el peronismo en general, y el FPV, que tal vez, les cueste acusar el recibo de la derrota, hay quienes no están en esas minucias. Es el pueblo y no la gente. “La gente” son ustedes, la que no se saben más que dos o tres consignas de maquillaje.
El pueblo tiene cantos. Ha creado a lo largo de los últimos años un cancionero de amor, lucha y transformación social que no se cae por más que no los pasen más en las radios. Se escucha por abajo, subterráneamente, un latir de tambores atentos y en guardia. El pueblo NO TIENE MIEDO. Y muchos de los que votaron por El procesado Príncipe ya están reculando cuando van a los negocios y tienen que pagar el 40% de aumento por los alimentos.
Es un neoliberalismo apurado y bravucón que se da manija por el fervor de los medios que lo apoyan, por las palmadas de los empresarios especuladores, por los elogios de EEUU que les tirará unos mangos como para crear una burbuja de prosperidad por un rato. Al pueblo-león le están tincando las bolas. Y el león se está despertando de a poco. Cuando te pegan en la bolas duele, jode, y te incita.
Es un revanchismo inédito al mejor estilo dictadura pero con 700 mil votos de diferencia. El FPV se tomará su tiempo pero el pueblo no. Los dirigentes que sepan leer lo que está pasando se sumarán a la cola, y los que no, o se están acomodando a los nuevos tiempos o se les pasará el tren.
¿Qué carajo nos importan esos dirigentes, si todos los días están naciendo nuevos, paridos en las calles, defendiendo lo que le pertenece por derecho al pueblo?
Resistencia, unidad en la acción, organización.
El pueblo va pa` lante.
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