Las modalidades y el tiempo del amor

Nov 11, 2018 La Quinta Pata Cine Comentarios desactivados en Las modalidades y el tiempo del amor

Por Mariana Palazzi

En cada reseña se exhibe la duración de la película, cabe el siguiente planteo, ¿Necesita un director 210′ para contar una historia? En el caso de Fincher sí, sobre todo si hace uso de ese tiempo de forma majestuosa entonces el enfoque del tiempo es una invitación a la anticipación para después sorprenderse como espectador. Desde Seven a House of cards, si bien solo dirigió algunos capítulos de la mencionada serie, la puesta en escena del comienzo tiene su sello, ha perfeccionado un estilo particular. En este film su buen uso del tiempo está acompañado por la escritora Gillian Flynd que adapto su novela “Perdida” como guion. Lacan trabaja la cuestión del tiempo respecto de lógica demostrando que habría incluso en la lógica inevitables referencias a la temporalidad; lo que narra la trama de esta película tiene algo respecto del tiempo de las parejas o al menos de lo que esperaría alguien de un otro y eso tiene in situ referencia a un tiempo que podría ser vital (excusas!) pero es totalmente subjetivo de cada quien en cada momento, quien no se sintió exigido a responder a ciertos tiempos de un otro para simplemente poder continuar a su lado.

Al punto, Gone girl. La narración se va anticipando al espectador mostrándole su propia ingenuidad, cuando supone lo que sigue, es cuando la dialéctica de la trama de va complejizando al punto de tensionar las posiciones de los protagonistas ¿Qué quiero decir con esto? Que cuando uno cree que se anticipó a la trama, la propia trama muestra el error, sin caer en la anticipación que supera la ficción en el justo margen de sorprender agradablemente. Entonces estamos ante una película que mantiene al espectador mostrando una ficción de dos tiempos el que narra con los días en los que ha desaparecido Amy, y el tiempo de esa pareja formada por los protagonistas que vienen atravesando el uno con el otro.

A las parejas además de muchas cosas las unen sus fantasías, una es la de los celos respecto de ser deseados por otros fuera de la pareja, fantasías de separación, fantasías de embarazo, el maldito amor que tanto miedo dá, etc o todo eso combinado daría por efecto que dos extraños ficcionen un vínculo de amor privilegiado. Que se puede decir sobre el amor que sea sensato o tenga un valor que no esté determinado por la moral de una época especifica, para quien suscribe, nada. La pareja protagonista que nos convoca en esta película tiene sus particularidades. Ella, Amy encarna el mandato femenino de una sociedad patriarcal, no tendría para sí misma permitido equivocarse y lo sostiene, no se permite el error. El, Nick en cambio encarna el varón actual, no el macho al contrario es un pibe con el cual podrías identificarte o hasta comprender porque cumple los patrones de lo esperable y tiene suerte…Amy se fija en él.

La acción empieza con Ben Afleck como Nick quien tiene en su regazo a Amy encarnada en Rosamund Pike (hallazgo de actriz) preguntándose mientras suavemente la acaricia… ¿Cómo se sentirá? ¿Qué pensara? ¿Qué nos hemos hecho el uno al otro?». Al principio de la relación está el idilio, la etapa de enamoramiento, la conquista, al momento de establecer el vínculo esta pareja de escritores hace los que hacemos muchos o al menos lo intentamos, ambos se esfuerzan por darle al otro lo mejor de sí; delicadamente se va observando a Nick cuando la situación lo supera simplemente miente; Amy «la asombrosa Amy», cuenta unos padres que han mercantilizado su existencia hasta lo obsceno sabe su papel desde muy pequeña y aparentemente no falla. Se enamoran, cada uno cediendo parte de sí, al pasar el tiempo se relajan cada cual a su manera y salen a centellear sus verdaderos caracteres, momento de caída de las identificaciones que los juntaron “el amor es autoerótico y tiene una estructura fundamentalmente narcisista” expresa Lacan en el Seminario 11; habría que esperar que en el mejor de los casos quede algo genuino de aquello que al principio vieron de sí mismos en el otro. Entonces este brebaje agregadle unos determinantes económicos, rutina, problemas familiares resultado será crisis. Hay diferentes modalidades de amar, así como cantidad de personas en el mundo y más formas distintas de reaccionar ante las crisis. Un modo seria huyendo lo que hace Nick, pero no del todo se ha presentado la fantasía de separación para él, otro modo podría ser bancarla con lo que hay a nivel subjetivo, acá aparece Amy. Cada uno en esta pareja lo hace a su modo. Ahí está el meollo de este thriller que fantásticamente narra nuestro buen Fincher.

Amy está desaparecida o perdida según la traducción comercial, comienzan las sospechas y el foco apunta a Nick. Nick tiene una gemela que lo apuntala respecto de la realidad cuando esta se le hace pesada, y también tiene secretos que le colaboran con este sostenimiento. Amy en cambio está sola, sin padres, sin amigos y cada vez más lejos de su pareja. Se desarrolla el nudo, a medida que avanza Nick se va degradando, salen a la luz sus deslices, sus oscuridades pero si algo unió a esta bella pareja es eso precisamente sus oscuridades. Aquí me detengo porque esta vez la invitación es a disfrutar de esta peli con la siguiente propuesta para pensar, ¿Qué une a una pareja? ¿Qué es válido en nombre del amor? Retomando la teorización sobre el amor recorto una frase lacaniana “amar es, esencialmente, desear ser amado” que intrínsecamente lleva incluida una reciprocidad además de la ilusión de un deseo puesto en otro; entonces ¿ama Nick a Amy? ¿Es válido el recurso de Amy para sostener su pareja con Nick? ¿Están a destiempo el uno del otro? ¿Pasó su tiempo?

Los consejos están hechos para desatenderlos, pero véanla no es una “pérdida” de tiempo.