El terrorismo de Estado fue vencido por los organismos de ddhh (I)

Abr 10, 2016 Ramón Ábalo La Pata Semanal Comentarios desactivados en El terrorismo de Estado fue vencido por los organismos de ddhh (I)

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A finales de 1982 agonizaba el mal llamado Proceso de Reconstrucción Nacional que no fue sino el régimen político- ideológico, económico y social que, como ningún otro, sembró el terror institucional en nuestra Patria. Hasta ese momento los organismos humanitarios como la Liga Argentina por los Derechos del Hombre y Familiares de Detenidos – Desaparecidos por Razones Políticas organizaban y atendían los requerimientos de las víctimas.  Por supuesto, también Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, Asamblea Permanente, SERPAJ, el Movimiento Ecuménico y el CELS, habían acumulado un voluminoso archivo de denuncias por los millares de víctimas de la represión infame que desató la dictadura encabezada por el general Videla, el almirante Massera y el comodoro Agosti, que conformaron la Primera Junta.

Dichos organismos humanitarios eran receptores de esos dramas, y de inmediato se tramitaban los habeas corpus, se hacían las denuncias en tribunales federales y provinciales, pero con decisión política y social se transmitían de boca en boca para que la población supiera lo que estaba pasando, ya que los medios clásicos -diarios, revistas, radios y televisión- miraban para otro paro. Este empeño llegaba a los organismos internacionales como Las Naciones Unidas y la Organización de Estados Americanos (OEA), pidiendo a ésta la presencia en el país para una investigación in-situ y comprobar de lo que se denunciaba.

Este empeño y este esfuerzo de los organismos, incluso con riesgo de vida, daba sus frutos en lo comunicacional y en la conciencia colectiva del pueblo argentino, incluso en el del mundo. Fue por ello que, en 1979, la OEA, viene al país y, finalmente, en 1980, pese a las presiones de la dictadura y otros intereses similares, el organismo americano dio a conocer su informe, siendo a partir de entonces que la esencia represora y criminal de la dictadura fue creíble en el mundo entero. Comprueba las tremendas violaciones de los derechos humanos: desapariciones, detenciones, torturas, asesinatos, fusilamientos, violaciones sexuales, robo de bebés hijos de madre desaparecida, robo de pertenencias y dinero de las víctimas, centros clandestinos de detención. Y miles y miles de exiliados, pobreza y marginación.  Es decir, la más cruda y brutal metodología terrorista de Estado, institucionalizada por el gobierno de las FFAA. y que contó con la aprobación de las cúpulas de los sectores próximos al poder, como la Iglesia Católica, centros empresarios, sindicales, políticos de la derecha, como también grupos culturales y medios de comunicación.

Esta conjunción de elementos hizo de la Provincia, con proyección a San Juan y San Luis, especialmente a esta última, un blanco obligado para el esquema institucionalizado de la represión. Las cifras -las frías y dramáticas cifras- son expresivas:

Algo más de TRESCIENTOS DETENIDOS-DESAPARECIDOS, casi UN CENTENAR de ASESINADOS y FUSILADOS; alrededor de MIL DOSCIENTOS PRESOS y una cifra similar DE EXILIADOS. Cientos y cientos de jóvenes prohibidos y excluidos de las aulas y de los lugares de trabajo.

Persecución y muerte, un hálito instalado en las mentes y los espíritus de los mendocinos, Los signos de la vida sepultados en la paz de los cementerios.

El pueblo argentino identidad sospechosa de subversiva

Militantes por la vida y la dignidad en esa lóbrega época, nuestra piel se sensibilizó con tanta tragedia, al punto que, pese al miedo y el terror impuestos, lo superamos con un modesto pero decidido grado de solidaridad. Ese viscoso sentimiento de inseguridad no nos impidió el razonamiento, el entendimiento, ni la acción. Primero fueron los datos imprecisos de un hecho, su seguimiento y su clasificación. Posteriormente fue la de una estremecida certeza: EL PUEBLO ARGENTINO, SUS SECTORES POPULARES Y COMBATIVOS, sin exclusiones – ERA UNA ENTIDAD SOSPECHOSA DE SUBVERSIVA, pasible del furor maniqueísta – SANTO FUROR, según algunos monseñores – Paradoja de nuestra historia, porque siempre las interrupciones anticonstitucionales lo fueron con invocaciones a la «salvación de la Patria», pero que transitaron y concluyeron con visos ciertos de genocidio y destrucción.

Lo fue como ninguna esta interrupción de 1976, tal como lo consigna el NUNCA MAS, una elaboración dirigida por el escritor Ernesto Sábato para la Comisión Nacional de Personas Desaparecidas. Como queda claro, el informe representa uno de los testimonios sobre el terrorismo de Estado más amplio y exhaustivo de los que este siglo conoce después del genocidio nazi. Tal abundancia de testimonios y tan estremecedores son sus capítulos que son como destellos del horror que sufrió el pueblo argentino, ese descenso al infierno, como lo afirmara el mismo Sábato.

A mediados de 1983, cuando el general Reynaldo Bignone se constituía en el último de la serie de los dictadores, emite el decreto-ley 22924 con el que los culpables del genocidio pretendían auto amnistiarse, coronando casi siete años de ultraje a la dignidad de los argentinos, como si un simple papel bastara para obnubilar la conciencia y la memoria de las víctimas, de los familiares y amigos de las víctimas y las circunstancias en que lo fueron.,

Al señalar las complicidades paramilitares y civiles, explícitamente estamos afirmando lo ya afirmado: las cúpulas de la Iglesia Católica, grupos empresarios, el sindicalismo burocrático, partidos de la derecha, corporaciones profesionales y los medios de comunicación en su totalidad. Sabían lo que estaba pasando y no dijeron nada al respecto y menos hicieron algo para condenar o denu8nciar el genocidio.

MEMORIA, VERDAD y JUSTICIA, porque NO OLVIDAMOS, NO PERDONAMOS Y NO NOS RECONCILIAMOS, afirmamos desde los organismos de DDHH (Seguirá).

happy wheels

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