Última Actualización octubre 18th, 2022 8:09 AM
Nov 13, 2016 Eduardo Paganini El Baúl Nacional Comentarios desactivados en Evocando el 17 de octubre con Clarín (II)
Los hechos del 17 de octubre de 1945 son una bisagra en la historia de nuestro país, por cuanto junto a la figura del Coronel Juan Domingo Perón, entra en acción con fuerza una masa social hasta entonces prácticamente sin influencia en el dictado de los destinos del país: la clase obrera. Lo sustancial es entender el por qué de este tipo de relación entre Perón y los sindicatos. Es menester analizar o sucedido en el escenario político surgido después de la Revolución de 1943. Es imposible entender el 17 sin entender la naturaleza del golpe y el rol del Ejército en el mismo.
La Revolución del ‘43 cierra un ciclo de hegemonía conservadora coercitiva iniciada en 1930. En ese momento se estaba creando una burguesía industrial nacional, con mayor participación de la clase obrera en la conducción. Paralelamente había un creciente arco de partidos políticos que se iba articulando para combinar la participación Argentina en el frente antifascista mundial con un bloque de tipo liberal popular, contra los conservadores que estaban en el poder: era el fin de la hegemonía conservadora fraudulenta y la apertura a una situación política inédita que desembocaría, tarde o temprano, en un gobierno de tipo liberal socialista.
El Ejército se adelantó a esta situación y produjo un golpe para desalojar del poder a las fuerzas conservadoras que carecían de legitimidad. Al mismo tiempo buscó controlar el nuevo escenario político creado. En ese contexto surgió dentro de las Fuerzas Armadas, un grupo conocido como GOU cuyo fin era constituir un nuevo liderazgo político que concentrara las demandas de las fuerzas sociales emergentes y que impidiera un desenlace que llevara al poder al frente conformado por el liberal-socialismo. Uno de los requisitos para impedir la formación de este Frente era atraer al movimiento sindical. Así se conjugaron elementos del Gobierno, las FFAA, los sindicatos, la Iglesia Católica, fracciones del partido conservador de orientación populista y sectores del socialismo. El apoyo que los sindicatos le prestaron a Perón, le dio características definidas a ese movimiento en formación: la articulación entre el núcleo de poder, con Perón en el centro, y la base social, fueron los sindicatos. De allí el por qué se consideró al sindicalismo como la “columna vertebral” del partido justicialista.
Con el tiempo, la dimensión que lograron los sindicatos hizo que Perón tuviera que conceder a los obreros más de lo previsto inicialmente para lograr mayor equilibrio de fuerzas. Pero esto fue la condición para quebrar la posición del bloque formado por la alianza entre radicales, socialistas y otras fuerzas.
Esas concesiones se debieron tanto a las presiones de la derecha tradicional respecto de la actitud de Perón, como de los sindicatos por ser considerados como una institución fundamental de la sociedad. Surgió entonces una nueva hegemonía dentro del poder del estado, que luego daría lugar a un nuevo frente con eje en el partido laborista, vencedor de las elecciones de 1946. Lo que catapultó este proceso fueron los hechos del 17 de octubre de 1945: es una fecha que tiene a los trabajadores en el centro de la escena y también a sectores sociales de clase media orientados a una política fuertemente anti-británica y anti-norteamericana. La detención de Perón fue el detonante que aceleró la adhesión del movimiento sindical.
El sindicalismo entendió que era el momento de entrar en la escena social para consolidar y ampliar las reivindicaciones que Perón les había otorgado, como la jornada de trabajo, el descanso dominical, la negociación colectiva, las mejoras salariales y tantas otras. Al mismo tiempo se había creado la coyuntura para comenzar a ser reconocidos como una clase nacional, que era uno de los traumas del sector obrero argentino. Entre los inmigrantes extranjeros, que generaron el movimiento obrero y que estaban en un proceso de nacionalización, y las masas del interior excluidas del sistema político desde el siglo XIX, se combinaron las expectativas de trabajadores rurales y urbanos, fusión que originó una cultura nacionalista con un fuerte componente católico.
En ese momento los sindicatos más fuertes eran fundamentalmente los vinculados a la industria y el comercio, desarrollados en la década del ‘30: metalúrgicos, de la carne, comercio y transporte, junto a otros de menor participación. En 1945 se superpusieron dos fenómenos: uno liderado por Perón para constituir un movimiento nacionalista policlasista, y otro con la irrupción de los trabajadores, dando lugar a una original revolución social. Pero estos dos aspectos, a la larga tendrían dificultades para marchar juntos: el modelo nacional industrialista de Perón, entró en crisis a partir de 1952 e hizo difícil compatibilizar los reajustes en la economía con la satisfacción de demandas salariales y de condiciones de trabajo para la clase obrera.
Por ello el principal sentido que tiene el 17 en la relación de Perón con los sindicatos es que se sustituyó la cultura obrera antigua basada en el marxismo y el anarquismo, por una laborista-populista que desembocó en el Partido Justicialista. Esa sustitución de culturas en la clase obrera fue un fenómeno permanente hasta nuestros días.
Julio Godio
En la historia hay irrupciones singularmente representativas de un abarcante proceso de transformación. El 17 de octubre de 1945 se inscribe en la luminosa cronología de estas fechas que terminan siendo un símbolo, la referencia indudable.
Convocado por sus propios reclamos de Justicia Social, el pueblo acudió a la Plaza de Mayo ese día clave para defender las premisas que desde el Ministerio de Trabajo el entonces coronel Perón había esbozado.
Pero nada fue más convocante que la situación de peligro en que se encontraba el Líder. La promesa de las grandes reivindicaciones políticas y sociales sobre la base de un real crecimiento económico, estaban a punto de sucumbir. Lo impidió de golpe esa marca humana que se hizo presente en la Plaza de Mayo con estremecedora espontaneidad, en virtud de la coincidencia impetuosa de que son capaces los hombres y las mujeres del pueblo a partir de la pasión. Como si hubiesen tenido conciencia de que ellos con su actitud determinaban el comienzo de un período de genuino engrandecimiento nacional, desde todas partes, en impresionantes columnas que vencían todo obstáculo, llegaron no sólo para exigir la presencia del Líder, acompañado por Eva, que llegaría a ser en gran medida hacedora de la incruenta revolución social que el país necesitaba; llegaron asimismo para consolidar una demostración de fuerza, intuitivos y seguros de lo que hacían, sostenidos por lo inamovible de las convicciones.
Marea de grito y pasión, densa y, a la vez, desbordada como cuando se libra la última batalla, la única que no se puede perder. Desafiando el cansancio, el intento represivo, el atisbo de agotamiento, las mujeres fueron leales a su conducta de siempre, esa conducta dictada por el sacrificio a causa del cúmulo de responsabilidades y trabajos que históricamente configuran su ámbito. Estaban allí, en ese agolpamiento conmocionado, no sólo para acompañar a sus hombres: por propia determinación hubiesen ido, desafiando todos los impedimentos, habituadas a los innumerables riesgos de la pobreza, valientes por antonomasia.
Y ahora estaban juntos, hombres y mujeres, componiendo esa multitud segura de lo que hacía, partícipe del cambio que hizo crecer sorprendentemente a nuestra Nación a despecho del subyacente colonialismo que tiñó de indefinición buena parte de nuestro acaecer histórico.
Cincuenta años es tiempo suficiente para juzgar con la difícil objetividad de que es capaz el ser humano, para hacer el balance honesto, el que nada desvirtúa, el que no olvida nada, tanto en el terreno de lo positivo como en el de lo negativo, presente éste en todo proceso, en todo acto, en cada una de las categorías de nuestra acción, indefectiblemente.
Instalado en el tiempo con toda su capacidad de perduración, el 17 de octubre de 1945 mantiene inalterados sus rasgos esenciales, particularmente en los trabajadores en cuyo espíritu se adentró como una señal inequívoca, iluminadora, ligada al nacimiento de reivindicaciones largamente esperadas, ligada al fervor que origina la identificación con el suelo propio.
La imagen de aquella verdadera marca humana, su encendido fuego revolucionario, después de medio siglo en que para nuestra Nación las vicisitudes fueron copiosas, mantiene su contenido de certidumbre y pasión, y su flamear de bandera que se empeña en continuar izada en el ámbito de una multitudinaria pérdida.
Mar 11, 2018 Comentarios desactivados en Acerca de una falsa antinomia: el 8M y los varones antipatriarcales
Mar 11, 2018 Comentarios desactivados en El 8 de marzo de 2019 espero no recibir felicitaciones. La violencia simbólica
Jul 02, 2017 Comentarios desactivados en Aimé Painé, portavoz de los pueblos originarios II
Jun 25, 2017 Comentarios desactivados en Aimé Painé, portavoz de los pueblos originarios
Oct 02, 2022 Comentarios desactivados en ¿Cómo les fue a las principales empresas argentina en los últimos años? Ventas, rentabilidad y costos laborales
Acerca de Últimas entradas Eduardo PaganiniBaulero Últimas entradas de Eduardo Paganini (ver todo) Una mirada sobre la literatura regional cuyana (I) - julio 9, 2017 Para mersas y gente bien: chau Landrú - julio 9, 2017 Aimé Painé, portavoz de los pueblos originarios II - julio 2, 2017 El...Sep 02, 2022 Comentarios desactivados en Informe fiscal: análisis de los ingresos, gastos y resultados del Sector Público Nacional – Datos a julio de 2022
Jul 27, 2022 Comentarios desactivados en Informe fiscal de junio 2022: menores gastos en subsidios y mayores en obra pública
Jul 26, 2022 Comentarios desactivados en ¿Qué pasó con el cuerpo de Evita?
Acerca de Últimas entradas Eduardo PaganiniBaulero Últimas entradas de Eduardo Paganini (ver todo) Una mirada sobre la literatura regional cuyana (I) - julio 9, 2017 Para mersas y gente bien: chau Landrú - julio 9, 2017 Aimé Painé, portavoz de los pueblos originarios II - julio 2, 2017 por...