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Abr 01, 2017 Eduardo Paganini Reseñas de libros 0
En un librito manuable, la filial Mendoza de La Bancaria ha puesto en circulación y aportado al debate vigente un valioso material que nos remite al proceso histórico desarrollado en nuestro país durante los años ’70, específicamente focalizado hacia la actividad sindical bancaria en nuestro entorno, sin que por esta especificidad se pierda una visión panorámica sobre lo acontecido en otros planos, tanto en el nivel provincial como nacional. Y esto es así porque los autores de esta obra recurren con frecuencia en sus análisis y narraciones a los sucesos tanto anecdóticos como institucionales, complementando así lo micro con lo macro.
El volumen aludido es de la autoría de Laura Rodríguez Agüero, Natalia Baraldo y Pablo Lozano con el título Hacia adentro. La Bancaria Seccional Mendoza. Acuarelas de sus luchas y desaparecidos/as. (1969-1977), con Prólogo de Sergio Palazzo, Secretario General del gremio a nivel nacional [ver Ficha técnica y Estructura de la obra].
Muy pronto, en el mismo subtítulo del libro, queda en claro el enfoque desde donde se trabaja la temática, tratando de ampliar la visión común e instalada que suelen recibir los años ’70 acerca la identificación —por lo menos parcializada—exclusivamente con el terror de la represión. Aquí se propone una mirada más integral: “luchas y desaparecidos”, un binomio que resulta núcleo en la articulación histórica de nuestro pasado, de nuestra actual configuración como sociedad.
En consonancia con ello, el primer elemento mencionado es estudiado especialmente por Natalia Baraldo en la sección Apuntes sobre la organización y las luchas bancarias…, mientras que el segundo aspecto lo profundiza Laura Rodríguez Agüero en Lucha, vigilancia y represión… Ambas secciones ocupan un lapso históricamente acaecido desde 1969 hasta 1977, trayecto imprescindible para comprender no solo lo que sucedió sino también los porqués del presente.
El trabajo es el producto final entre la tarea metodológica de la investigación científica y la vocación pedagógica por la divulgación y circulación de conocimientos que permitan tanto el enriquecimiento del sujeto lector como el debate en la sociedad receptora del material. Por eso, el texto podría ser cuestionado por alguna severa mente epistemológica como postergado por alguna otra alegremente superficial, intersección entre sectores ideológicos, sociales y culturales que no deja de ser un principal desafío de la hora, del cual —según creo— la obra ejecuta y logra una propuesta respetable.
Al primer eje —la pauta epistemológica— le debemos la claridad en la organización y la vocación explicativa acerca sobre los temas a tratar: el objeto de estudio, la estructura de la exposición, la necesidad de blanquear (valga el neologismo estando dentro del ámbito bancario…) el vocabulario utilizado, como asimismo su precisión y uniformidad.
Al segundo —la divulgación del conocimiento— le corresponden las apoyaturas gráficas, la frecuencia de los testimonios personales con las voces vivas de los protagonistas, la simplificación de referencias y de otros tics propios del academicismo. Pero quizá el más destacado aporte que genera esta decisión de constituirse en un texto de difusión amplia sea la ocurrencia de un género discursivo si no nuevo por lo menos novedoso, que los propios autores llaman pincelada: “la idea de producir un material cuya forma y contenido fuera fresco, lleno de imagen y poesía” (p.11).
Con gran poder de síntesis y honestidad intelectual —ya que se citan las fuentes—, se define a la organización sindical bancaria como la combinación de cinco factores: “tradición de lucha y organización”, “gran protagonismo”, “amplio pluralismo ideológico”, “unidad”, asunción de “formas de lucha propias de la clase obrera”. Estos encuadres previos resultan herramientas eficaces para con la intención de los autores de señalar actitudes y conductas del quehacer sindical bancario, inserto y coherente con todo un proceso dinámico que se estaba promoviendo en la época estudiada, y que se plasma en la visión de la obra.
Queda en claro todo un desarrollo institucional, realizado en pocos años, que va marcando hitos: como la configuración de las primeras comisiones gremiales internas (CGI) hasta la extensa ocupación y toma de los bancos oficiales (40 días con asambleas diarias de hasta 2000 asistentes) para expulsar a las figuras continuistas de la “Revolución Argentina” de Onganía, que se resistían en sus sillones a resignar espacio político, una vez asumida la etapa constitucional.
Por la trascendencia al ámbito sindical y el valor cultural que ínsitamente conllevan, especial mención requieren la edición de una revista sindical como la creación, planificación e instauración de un centro educativo: una revista (dos números: mayo y octubre de 1973) con circulación asegurada de entre 3 a 4000 ejemplares de tirada por número y un espacio educativo que reunió en algún momento 800 estudiantes. En efecto, en el libro de Rodríguez Agüero, Baraldo y Lozano se puede asistir, con nutrida información, a las historias que se vivieron para la publicación de Democracia Sindical como para adentrarse en los pormenores que permitieron la aparición del primer CENS (Centro Educativo de Nivel Secundario) de la provincia de Mendoza, todo ello promovido desde la acción sindical.
La revista Democracia Sindical fue un logro de la entonces Secretaría de Prensa y Cultura, conducida por Pablo Marín, dirigente sindical bancario, cuya conducta como trabajador y dirigente coherente con las demandas vigentes quedan plasmadas en el texto. Su secuestro temporario en 1975 y su desaparición física desde 1977 son tratadas especialmente en la sección destinada a la represión paraestatal y estatal que se desencadenó en nuestro país a partir de 1975.
Allí, el lector toma conocimiento de las características propias de un período de transformación y cambio, en el que el desempeño sindical de los bancarios no resultó ajeno. Referencias al Mendozazo y a entidades represoras —exclusivamente mendocinas— como el CAM (Comando Anticomunista de Mendoza) y el Comando Moralizador Pío XII echan luz en la zona oscura de la historia. No deja de ocupar su lugar protagónico en el elenco tétrico la figura del entonces Jefe de Policía Julio César Santuccione, en un escenario trágico: el D2, centro clandestino de detención —últimamente transformado en un espacio de memoria—.
La mencionada tendencia a la claridad expositiva queda también expresada en la visión esquematizadora del alcance del término represión, tanto en su finalidad (la instauración del terror como modo de dominio) como en sus formas y especies, que quedan minuciosamente estipuladas: amenazas anónimas, atentados cruentos, advertencias calificadas, detención, secuestro, tortura, violación.
Enlazadas con la idea de pinceladas, van cerrando la obra las secciones Acuarelas y Arte bancario, integradas respectivamente por breves datos biográficos de bancarios y bancarias desaparecidos y por poemas y dibujos. Con imágenes difuminadas tal como unas acuarelas, en la sección homónima, se fija la memoria de Napoleón Argentino Araneda, José Vila Bustos, Pablo Alberto Marín, Ricardo Luis Sánchez, Osvaldo Sabino Rosales, Jorge Daniel Collado, Leonor Mercuri, Marta Saroff, un núcleo de trabajadores bancarios cuyas vidas y sueños fueron truncados en la represión sangrienta.
El libro se planta con vigor en el escenario bibliográfico como rescate de la memoria de un proceso colectivo, enfocado en este caso hacia el sindicalismo bancario, y con el afán de intentar reparar las discontinuidades de una historia habitualmente fragmentada. También, y así lo dicen los autores, es un válido ejercicio cultural con repercusiones cívicas y políticas para “traer al presente” a los 185 detenidos-desparecidos bancarios.
Ficha técnica: Autoras: Laura Rodríguez Agüero, Natalia Baraldo y Pablo Lozano. Prólogo: Sergio Palazzo Título: Hacia adentro. La Bancaria Seccional Mendoza. Acuarelas de sus luchas y desaparecidos/as (1969-1977). Edición: Seccional Mendoza de La Bancaria, impreso por la Secretaría Nacional de Prensa. Mendoza, 2016. 242 págs. 10,5 por 14 cm. |
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